El subsuelo de Gandia, buena parte del cual está catalogado como de protección arqueológica, sigue revelando datos sobre la historia de la capital de la Safor cada vez que las máquinas dejan a la vista lo que hay debajo de la capa superficial.
La sorpresa la ha dado ahora el «polígono industrial» que, al menos durante tres siglos, estuvo ubicado junto al cauce del río Serpis, en el tramo comprendido entre el Pont Vell y la calle del Canonge Noguera, coincidiendo con el Raval donde, hasta 1609, se concentraba la mayor parte de la población morisca de la ciudad.
Las obras que se están ejecutando para abrir la calle que comunicará las plazas de Sant Josep y del Tirant lo Blanc han dejado a la vista multitud de vestigios que revelan la existencia de talleres y tiendas de artesanos, locales para el curtido de pieles y, como «gran industria» una gran refinería de azúcar que incluye los restos de varios hornos para sacar de la caña el dulce elemento que se convirtió en una de las más importantes fuentes de ingresos de los duques de Gandia.
El arqueólogo Carles Juan, que está dirigiendo una excavación que, desde el año 2004, ya ha tenido cuatro fases, narró ayer a este periódico que la ubicación de la refinería de azúcar es de lo más lógica. Por una parte, se encuentra muy cerca del Palau Ducal, donde vivían los señores de la ciudad. Por otra, se trata de una zona con muy buenos accesos, con agua abundante que le proporcionaban las acequias que atravesaban la ciudad, disponía de «vertedero» de desechos en el cauce del río Serpis y, cuestión no menos importante, los moriscos del Raval proporcionaban mano de obra barata para la industria.
Tan cierto es eso que el arqueólogo indica que todo apunta a que esta refinería de azúcar cerró, e incluso fue cubierta de escombros y tierra a partir del año 1609, cuando se ordenó y se ejecutó la orden de expulsión de los moriscos de todos los reinos de España. «El cierre de esta industria es una especie de documento de la expulsión», indica el arqueólogo gandiense.
Planificación urbanística del s. XIV
Justo al lado, algo más cercano al Pont Vell que cruza el Serpis, los restos de las fábricas halladas son más antiguos, de los siglos XIV y XV. Se trata de industrias de curtido de pieles, una actividad que, siglos después, se mantendría muy cerca de este lugar, en la actual calle dels Pellers, que cruza el núcleo histórico del Raval y en donde, hasta mediados del pasado siglo XX, se podía ver cómo se secaban, al sol, las pieles que eran tratadas por los curtidores.
Carles Juan narra otro aspecto novedoso que las excavaciones han aportado. Se trata de la existencia de un muro paralelo al cauce del río Serpis construido seguramente en el siglo XIV que supone un claro vestigio de «planificación urbanística» de la ciudad de Gandia. El muro tenía como misiones fundamentales abancalar el terreno para, por una parte, separar la franja de tierra de aluvión que arrastra el río de la otra zona arcillosa, más consistente y sobre la que se puede construir. En segundo lugar, el muro tenía la misión lógica de evitar que las crecidas del Serpis inundaran las fábricas y talleres, dado que su concepción y construcción es anterior al «polígono» de actividades que ocuparon ese lugar.
Las excavaciones continúan y no se descarta que nuevos restos aporten más elementos para conocer qué actividades tuvieron lugar en esta zona de Gandia. Cuando terminen los trabajos y todo quede catalogado, las piedras que hablan se cubrirán con gravas y sobre ellas se construirá la calle que comunicará las plazas de Sant Josep y del Tirant lo Blanc.
