Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Plaga

La lucha entre las chumberas y la plaga de cochinilla alcanza a Xàtiva

El insecto amenaza un icono de la vegetación silvestre de la Costera pero los expertos aseguran que como planta invasora es mejor erradicarla

La lucha entre las chumberas y la plaga de cochinilla alcanza a Xàtiva

Son casi un icono de la vegetación silvestre de Xàtiva y podrían estar en peligro. Las chumberas o paleres del término de la capital de la Costera así como de otros puntos de la comarca están infestadas de una plaga de cochinilla. La presencia de este insecto es bien visible en ella: una especie de escarcha cubre las hojas de la chumbera, que se seca. La plaga, por supuesto, acaba con el fruto de esta planta, los higos chumbos. Pero curiosamente, se trata de algo positivo según los expertos.

Josep Vera, biólogo municipal de Xàtiva, señala que «la palera, por definición, es una planta invasora y no es, por tanto, una cosa a conservar sino todo lo contrario. Su presencia es nociva y afecta a la biodiversidad, de ahí que a las cochinillas les debemos dar las gracias porque, además, por mucho que se extienda la plaga —añade— no estará nunca en peligro de extinción», tranquiliza.

En Xàtiva, hasta 2009, un popularísimo vecino de la ciudad, José Tormo, tenía un puesto de venta de higos chumbos en la Font del Lleó de Xàtiva. A su muerte nadie siguió con el modesto negocio. Si quisieran hacerlo ahora, quizá ya no podrían porque en zonas de Bixquert (segundas residencias) o en la falda de la montaña del castillo las chumberas están muy afectadas. Y el fruto —esa protuberancia anaranjada que corona las hojas en forma de pala de la chumbera— escasea.

Cochinilla como herramienta

De unos años a esta parte la plaga de cochinilla está menguando la presencia de las chumberas en el paisaje de Andalucía oriental y Murcia. Ya hace tiempo que ha llegado a territorio valenciano. Y curiosamente, según añade Vera, se han dado casos de que la cochinilla la han introducido deliberadamente las administraciones para combatir la proliferación de paleras. «Ha habido años —explica el biólogo— que se enviaba a gente para arrancar las paleras y rebajar su presencia, porque insisto que son unas plantas invasoras. Pero a alguien se le ocurrió combatirlas con la cochinilla y ha sido más acertado», subraya.

Pese a la supuesta bondad de la plaga, en ocasiones las administraciones sí que la han combatido. Según ha podido saber este diario, la Junta de Andalucía aplicó hasta 2009 tratamientos fitosanitarios contra la cochinilla porque los ecologistas alertaron de que las chumberas iban a desaparecer del paisaje mediterráneo. Pero estos tratamientos, añaden, son poco efectivos. Y se abandonaron. Para los que sientan que la palera es indispensable y quieran contribuir a su persistencia, la manera de frenar la plaga es arrancar la afectada y enterrarla.

Compartir el artículo

stats