­Una del mediodía. Domingo 27 de diciembre. Tercer día de navidad. Parejas, familias y grupos de amigos que pasean por las inmediaciones de la Plaza de la Virgen se sorprenden al ver una gran cantidad de zapatos, botas y zapatillas „más de mil pares en total„ cubiertos de un marcado tono bermellón y repartidos por el céntrico enclave de la capital del «cap i casal». Los más pequeños no dudan en acercarse y coger las piezas, los más mayores intentan adivinar porqué están ahí... La ONG Amnistía Internacional organizó ayer en Valencia una serie de actividades para concienciar contra la violencia machista y el feminicidio. La iniciativa principal emuló una instalación artística ideada por la artista mexicana Elina Chauvet, que ejecutó por primera vez esta «performance» en Ciudad Juárez en el año 2009. Los zapatos rojos ya han visitado diferentes localizaciones diseminadas por el planeta en los últimos seis años y el mensaje que su autora ha conseguido transmitir gracias al gran alcance de la obra es muy claro: «El rojo representa la sangre, sí, pero también es el color del corazón, de la esperanza».

Enmarcada dentro de la campaña «Mi cuerpo, mis derechos» de Amnistía Internacional, la «performance» duró hasta las ocho de la tarde. Cada uno de los pares rindió homenaje a una victima de la violencia machista.

Judith González, portavoz del grupo local de la entidad solidaria en Valencia, agradeció la colaboración del Ayuntamiento: «Nos han permitido instalar distintos puntos de información y situar en la red de bibliotecas públicas cajas de cartón para que los ciudadanos pudieran dejar sus zapatos viejos y así participar. Gracias a ellos hemos podido coordinarlo todo sin problemas».

Campaña de varios meses

González también comentó que «nuestra campaña ha durado varios meses, ya que comenzó en marzo y termina hoy „ayer para el lector„. Creemos que educar en la igualdad es clave a la hora de intentar erradicar la violencia machista y por eso hemos coordinado esta serie de propuestas. La instalación ha impactado a mucha gente. Creo, sin lugar dudas, que hemos cumplido el objetivo».

Un total de quince voluntarios de Amnistía Internacional han colaboradora en la campaña. Junto a la instalación artística basada en la obra de Elina Chauvet, también se realizaron diferentes actividades paralelas, como la lectura de mircrorelatos o espectáculos de danza y teatro. Por último, González expuso que «la educación por la igualdad es una necesidad por la que se tiene que luchar todos los días. Nosotros seguiremos haciéndolo». Ojalá algún día esta lacra sea erradicada.