Encara el congreso del lunes con la tranquilidad de no haberse tenido que medir a ningún otro candidato en unas primarias, pero con el reto de mejorar los resultados electorales del PSPV en la Vall d'Albaida, a poco más de un año para los comicios. Desdoblado como alcalde en Castelló de Rugat y como psicológo en una escuela de Picassent, en la frenética agenda de Antonio Esquinas todavía hay espacio para cargarse el partido a la chepa.
¿Por qué decide asumir esta responsabilidad?
Comencé a formar parte de la ejecutiva comarcal en el anterior congreso, siguiendo a Jorge Rodríguez en los años de plomo del PP; una época muy complicada. En 2015 se produce el cambio y la comarca pasa ser gobernada en su mayoría por los socialistas. Cuando llega el momento de este proceso, Jorge nos comunica que no va a continuar [como secretario general]. Aunque él sigue teniendo el liderazgo real de la comarca como máximo representante en las instituciones [es presidente de la diputación], hablamos y creímos que era una oportunidad para seguir el camino iniciado y continuar con ese cambio generacional y en la forma de ver la política que tan buenos resultados ha dado.
A pesar de las fricciones a nivel interno que se viven desde 2016, no ha tenido rival en las primarias. ¿Se han cerrado las heridas?
Me siento orgulloso porque, antes de presentarme como precandidato, fui hablando con las distintas sensibilidades que existen en la comarca y mis compañeros consideraron mayoritariamente que yo podría representar al conjunto la Vall d'Albaida. Había diferencias de matices enfrentados, pero hemos conseguido cerrarlo bien. En el partido no existen adversarios.
¿Tantos procesos de primarias han hecho daño al PSPV?
Hemos sido el partido que más ha presionado y el primero en introducir las primarias, pero hemos de entender que no se trata de caer en enfrentamientos, sino de debatir sanamente. Eso nunca es negativo, pero yo he contado con el apoyo de mis compañeros de la comarca. Al final lo que se produce es un debate de matices, porque en lo esencial estamos todos de acuerdo. Nuestra comarca no es muy numerosa en militantes. Eso supone una carencia, pero a la vez es una fortaleza, porque me ha dado la oportunidad de mirar a la cara a la mayor parte de la militancia, conocerla y contarle mi proyecto.
¿Cómo será su ejecutiva?
Pasearme toda la comarca e ir a cada una de las agrupaciones me ha permitido conocer a personas con inquietud que quieren transformar la Vall d'Albaida. Queremos que la nueva ejecutiva sea operativa, reconocible y vertebradora. Una carencia que a veces vemos en el partido son unos cuadros muy extensos y difíciles de gestionar.
¿Cuáles son sus propuestas?
Estos últimos días hemos hablado mucho de derechos sociales, de la importancia de empoderar a nuestros militantes y de dar luz al difícil trabajo que hacen nuestros concejales en la oposición. Pienso por ejemplo en que Juanra [portavoz del PSPV en Aielo de Malferit] está sufriendo lo peor del PP. En Aielo se necesita mucho que se abran las ventanas. Lo primero que vamos a promover es un plan de activación de las diferentes agrupaciones locales y un plan de acción electoral y política, con un grupo específico. Cada militante ha de saber el trabajo que hacemos en las instituciones y la oposición.
Gobiernan en la mayoría de municipios de la comarca, pero en los pueblos pequeños sobre todo tuvieron dificultades para presentar listas y muchos siguen en manos del PP o Compromís.
Es un reto para nosotros. Ésta es una comarca muy amplia, pero el proyecto socialista tiene la ventaja deque la lucha por las desigualdades es muy fácil de reconocer en el territorio donde estés. Es verdad que hemos pasado épocas complicadas y que el número de militantes ha ido bajando proporcionalmente a los resultado electorales, por eso nos ha costado presentar listas en muchos sitios y hacernos visibles. Otros son más hábiles en la mercadotecnica y en la capacidad de vender su producto, pero nosotros tenemos el mejor producto: por eso todos copian la socialdemocracia y se hacen llamar socialdemócratas. Hemos de trabajar mucho en lograr visibilidad y ser hábiles en la lucha trinchera a trinchera. Esta comarca necesita ventilar ciertas alcaldías.
¿Cómo reenganchar a esa militancia que ha perdido sintonía?
Tenemos que abrirnos a la sociedad y hacernos reconocibles, sin miedo de morir de institución. Hemos de salir a la calle a defender nuestras ideas frente a nuestros propios gobiernos, reclamando al Consell el desdoble de l CV-60 entre Terrateig y l'Olleria o la la mejora de la línea Xàtiva-Alcoi. No pasa nada por decirlo en las instituciones y en los despachos, pero también hay que hacerlo en la calle, y hablar con los colectivos sociales de la Vall d'Albaida que no se sienten reconocidos en nosotros y tienen un papel muy importante. igualmente, hemos de publicitar y hacer valer el gran trabajo que se está haciendo la diputación, el Consell y la Mancomunitat.
Un sector del partido echa en falta una mayor actividad de los órganos comarcales.
Hubo un punto de inflexión en 2015: morimos un poco de éxito. Cuando más se trabaja la parte orgánica del partido es cuando no gobernamos; luego es más costoso. Sería injusto culpar a las personas que han conseguido que estemos en las instituciones de no atender el partido, pero es verdad que hay que darle un nuevo impulso y por eso es importante conjugar las energías de todo el mundo para revitalizar la estructura comarcal. Nuestro partido es un transatlántico y los procesos internos nos han comido mucho tiempo: hemos de ponernos ya a toda máquina.
