15.45 horas de la tarde del domingo 13 de marzo. Las miles de personas que participan en una macromanifestación a favor de la tauromaquia deciden pararse frente al Ayuntamiento de Valencia. Y entonan un canto común: «Libertad, libertad», que acompañan con una sonora pitada.

La ciudad de Cap i Casal acogió ayer una multitudinaria concentración para defender al mundo del toreo. Primeras espadas en activo como Juan José Padilla, Julián López ‘el Juli’, Enrique Ponce, Jose María Manzanares, Morante de la Puebla, Sebastián Castella o Vicente Ruiz ‘el Soro’, toreros ya retirados como José Ortega Cano, Dámaso González, César Rincón o Cristina Sánchez, ganaderos de la talla de Álvaro Domecq, Victorino Martín y Eduardo Miura y empresarios como Luis Manuel Lozano y Simón Casas se dieron cita en un encuentro que desbordó todas las expectativas. Todos ellos se mostraron públicamente. Otros, como el diestro José Tomas, prefirieron perderse entre la multitud. Fuentes de la organización estimaron que más de 30.000 personas concurrieron en la marcha. Cifra que rebajaron desde la Delegación de Gobierno, confirmando de forma oficial la movilización de más de 10.000 participantes en una marcha que discurrió bajo el lema Los toros: cultura, raíces y la libertad de un pueblo.

Caos organizativo

La hora fijada para el inicio del evento eran las tres del mediodía. Sin embargo, desde un principio se vio que los organizadores podían encontrarse con problemas. La presencia de grandes nombres causaba que los aficionados congregados en masa se acercaran en tropel a la cabecera para tomar fotografías o hacerse los ya manidos selfis. Y los voluntarios se veían incapaces de controlar al gentío. «Estamos totalmente desbordados», comentaron a Levante-EMV desde la organización. «Lo normal de una manifestación es que la gente vaya detrás de las pancartas, pero aquí está ocurriendo al revés...», expusieron las mismas fuentes. Antes esta tesitura, el ritmo del «desfile» se veía claramente ralentizado.

Mientras, músicos procedentes de diversas localizaciones —Meliana, Puçol, Museros o Massamagrell— animaron a los presentes con piezas populares como La manta al coll i el cabasset. El ambiente fue eminentemente festivo, pero también reivindicativo.

Así, Elisa Fletes —vecina de Antella que viajó hasta Valencia para participar en la cita— comentó que «he venido con mi marido para disfrutar del ambiente. Los toros son arte y debemos defenderlos». Ángel, Pelayo y Antonio, tres jóvenes albaceteños, acudieron con un fin similar: «Hemos venido adrede porque hay que decir basta. Tenemos que demostrar que somos muchos los que amamos el mundo del toro. Aquí hay gente muy diferente».

La comitiva realizó un recorrido mucho más corto que en otras manifestaciones —se recorrieron tres calles— y no se lamentaron enfrentamientos, ya que la amplia presencia policial controló la situación en todo momento.

«No aceptamos el insulto»

La cita finalizó con la lectura del manifiesto, que corrió a cargo del torero Enrique Ponce. El diestro valenciano se encaramó a uno de los balcones de la Plaza de Toros y destacó que «la cultura no es lo que algunos quieren que sea, sino lo que el pueblo quiere que sea. Y el pueblo ama al mundo del toreo y quiere que sea cultura». Ponce también explicó que «no podemos consentir que por intereses económicos y espúreos digan que nuestras tradiciones son perversas y crueles. No aceptamos la injuria y el insulto. El toro es un modo de emprender la vida».

A su vez, también reivindicó a la tauromaquia «por su animalismo. ¿Quién ama más al toro que nosotros?. Es un bien cultural que ampara la Constitución y es portadora de valores sociales y humanos» y la definió como «una herramienta que crea puestos de trabajo y realiza importantes aportaciones a las arcas del estado». Ponce demandó «un tratamiento igual que el que reciben otras artes» y enfatizó que «hemos hecho una exhibición de cordura y sentimientos. No nos nieguen sin conocernos. El toro es emoción. A quién no le guste que no venga». Tras el parlamento, llegó el tercer festejo de la feria de Fallas.