Aquella generación 'Super 8'

Este domingo, a eso de las 21.15 horas, Los Planetas se subirán al escenario del festival Deleste (en los Jardines de Viveros) para rendirse homenaje por el treinta aniversario de ‘Super 8’, el disco que convirtió casi de por vida al grupo granadino en el gran referente de la música «indie» en español. 

De forma más o menos directa, la repercusión de ‘Super 8’ y de otros discos del género como ‘Un soplo en el corazón’ de Family, 'Double bed' de Cornflakes, 'Pizza pop' de Australian Blonde u 'Onion Soup' de Sexy Sadie -por no mencionar lo que habían hecho sus primos mayores de Surfin’ Bichos o El Inquilino Comunista- animó a muchos jóvenes valencianos a meterse en el local de ensayo en busca de la melodía perfecta y el ruido adecuado.

Hablamos de bandas como Tent, Los Sostenidos, Una Sonrisa Terrible, Polar, Big Score, Chococrispis, La Muñeca de Sal, Los Magnéticos, Kindergarten, Furious Planets, Zip, Ciudadano López, All Sex Picken o La Habitación Roja.

El FIB y Tranquilo Niebla

El grupo de l’Eliana -que después de verano tiene previsto publicar su disco número 14- es, de todos ellos, no solo el único que ha mantenido una carrera continua en el panorama musical profesional sino también el que más repercusión ha obtenido a nivel estatal.

El líder de LHR, Jorge Martí, se encontraba hace ahora 30 años estudiando en Barcelona y allí fue testigo del comienzo de una nueva escena que despuntaba con fuerza, «al menos para todos aquellos que andábamos inmersos en los sonidos de corte independiente que venían conformando lo que a grandes rasgos se llamaba rock alternativo»

Además de los discos referenciales, Martí destaca la importancia que tuvo para este «boom» la aparición de festivales como el Festimad, el BAM o, por supuesto, el FIB de Benicàssim, así como de las revistas y los programas de RNE3 que actuaron como «avanzadilla».

Ese año Martí pudo ver en el BAM a Los Planetas, El Inquilino Comunista, Australian Blonde y Penelope Trip. Cuando regresó a València puso en marcha La Habitación Roja. «Íbamos a Tranquilo Niebla, que para nosotros era una suerte de Sala Maravillas. Allí pinchaban la música que nos latía y Juan Enrique León nos invitó a tocar. Recuerdo ser consciente de que algo se movía en el ambiente y de la existencia de todo un ecosistema de grupos, sellos, fanzines, estudios de grabación, programas de radio y una incipiente atención por parte de la prensa escrita».

Los altavoces de la explosión

Martí destaca la labor de «altavoces» de aquella generación que realizaban por entonces periodistas como Juan Vitoria (propietario de discos Amsterdam y realizador del programa Los 39 Sonidos) o el actual director de la Mostra, Eduardo Guillot. 

En 1998 la revista Factory publicó un informe sobre esa escena que venía acompañado de un disco recopilatorio con una veintena de bandas y un título que sirvió para bautizar el movimiento: Explosión naranja. «Se trataba de un grupo de jóvenes con muchas ideas y mucho brío y lo más importante de todo es que una serie de bandas lograron trascender fuera de la ciudad y su recuerdo dio luz verde a una serie de posibilidades que siguen siendo la magia de un lugar como éste», destaca Vitoria.

Guillot, autor de aquel informe en Factory, explica que lo de la «explosión naranja» fue un invento de la prensa musical local «por intentar situar a València en el contexto estatal y en un momento en el que estaban surgiendo un número de bandas interesantes y que valían la pena». Era, subraya, la época del Xixon Sound o el Getxo Sound «y había esa sensación de que si las cosas se vendían desde un punto de vista global podía beneficiar a más de un grupo».

"Los grupos se desligaron"

Por desgracia, la propuesta no tuvo la trascendencia esperada. «Fue inventarnos aquello y tratar de moverlo para que automáticamente todos los grupos se desligaran del asunto, dijeran que no tenían nada que ver y que la idea muriera en el mismo momento en el que nació -critica Guillot-. Demostró que, también en la música, el espíritu asociativo valenciano suele tener poco futuro».

Martí recuerda que tras un concierto de Los Planetas en Massanassa le entregó a Jota y Floren la primera maqueta de LHR, que se titulaba ‘Play pop Vol. 1’ y que les llevó a clasificarse en aquel Circuit Rock de 1995 que acabaron ganando junto a Ciudadano López y Alternative Scream.

«‘Super 8’ -dice Martí- fue como el ariete que derribaba los muros de una industria hasta entonces reacia a dar paso a bandas que como ellos, compartíamos unos referentes musicales y estéticos que se alejaban de lo que predominaba en las radio fórmulas». Un disco, concluye, que «sirvió para empoderar a toda una generación de músicos».

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