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Si no existieran los medios de transporte, la vida de gente como Antonio Avilés "Toni" no sufriría apenas trastornos. Podría ir al trote, sin grandes esfuerzos, para cubrir considerables distancias. Como los grandes fondistas, no ha perdido el instinto natural del hombre por sacarle partido a su propia locomoción. Correr es su pasión. Su religión. Pero el gran mérito de Toni no es su capacidad para disfrutar de las pruebas de montaña, sino en el motivo por el que devora los kilómetros con el mismo ímpetu con el que un alpinista desafía a la gravedad para coronar el Everest. Este atleta aficionado de Picanya, de 45 años y padre de dos niñas, no es un corredor cualquiera. Huye del pulsómetro y dejó de obsesionarse hace tiempo con el cronómetro, pese a que es capaz de marcar un ritmo de carrera de 4 minutos por kilómetro, que no es moco de pavo. Los alicientes de Toni tienen carácter solidario. Es habitual verlo en cualquier carrera, en cualquier pueblo, cualquier día del año, ejerciendo de liebre de alguien que necesita endorfinas extra para llegar a la meta. Es un icono del espíritu solidario del que tanto hablan los deportistas populares.

Las zancadas de Toni son más firmes desde hace cuatro años, cuando bebió el trago más amargo de su vida. Seguramente, ahí está la razón por la que siempre está dispuesto a ofrecerse para tirar de carros ajenos. Una fuerte "pájara" tras una carrera popular le advirtió de que algo no iba bien. "En posteriores actividades notaba algo que no era habitual, así que acerté en ir pronto a mi médico", recuerda Toni. Le diagnosticaron un cáncer de colon. Hoy está fuerte como un roble. "Fue duro, pero siempre confié en que los doctores harían bien su labor y yo tenía que hacer la mía. Pensé que todo se quedaría en un susto y aquí continuamos andando, digo volando" asegura con su habitual sentido del humor. Paradojas de la vida, aquella experiencia le dio alas. Ahora intenta transmitir la lección a otros que luchan contra enemigos del mismo perfil."Corro por mantenerme físicamente como me gusta, para competir contra mí mismo, pero también para animar a que otros logren sus objetivos y de paso aprovecho para solidarizarme con otras causas", explica.

Casi cualquier corredor popular reconocerá a Toni Aviles cuando le hablen "del atleta de la nariz de payaso". Su bola roja, que se enfunda cuando llega a la meta, y su camiseta contra la "Enfermedad de Rett" son sus dos principales elementos identificativos. "Me río de mi mismo y a la vez conservo en esa nariz a muchísima gente a la cual estoy muy agradecido por ciertas cosas. Yo la llamo 'Smile'", explica Toni con la voz entrecortada. Se acuerda de muchos amigos. Como de aquel compañero de hospital, al que visitó en una carrera en su pueblo para darle ánimos en plena lucha contra el cáncer. O de Maje, una heroína por su forma de hacer frente a la adversidad. Campeona de España de ultrafondo en 2011, hoy utiliza el atletismo como medicina. La artritis reumatoide, una enfermedad degenerativa que afecta especialmente al sistema muscular, se interpuso en su camino. Ella ha demostrado que es más fuerte. Hace dos semanas, culminó con éxito, junto a Toni, "Las 24 horas contra el Cáncer de Chelva", una carrera organizada por los Marchadores de la localidad y la Asociación Española contra el Cáncer. "Le estoy demostrando a la enfermedad que no sabe en qué cuerpo se ha metido", explica, orgullosa, Maje. Entre los dos corrieron 200 kilómetros. Sólo unos días antes, Toni lució su gran nariz roja en l'Eliana, en otra prueba contra el cáncer.. "Yo creo que sirve para algo y espero que a través de estas líneas alguno cambie su 'chip" y lo reactive. Superarse y no darse por vencido ante ciertas dificultades no es fácil, pero siempre debemos sacar conclusiones positivas de todo", apostilla Toni, el hombre que vigila la seguridad y el mantenimiento de los usuarios de la piscina cubierta municipal de Picanya. Un tipo con carisma en la población de l'Horta Sud que, aparte de saborear la vida devorando kilómetros, transmite con entusiasmo su lección de como aferrarse a la vida desde el correo lectrónico. Un maestro.

Correr contra la "Enfermedad de Rett"

El proyecto "Yo también tiro del carro" contra la Enfermedad de Rett es uno de los grandes frentes en los que participa Toni Avilés. Es uno de los atletas populares que se ha unido a la causa contra esta "enfermedad rara", contra la que lucha con todas sus fuerzas Josele Ferré, padre de María, una niña afectada por esta dolencia. Afecta especialmente al género femenino y produce una regresión en las niñas a partir de los dos años de edad. Los esfuerzos de Josele no son en vano: Las camisetas solidarias son cada día más visibles en las pruebas populares. La mayor campaña de publicidad de la lucha contra la enfermedad, sin embargo, la ejerce junto a su hija. Lleva once maratones corridos, empujando del carro de María, desde 2009. "Hay que conseguir fondos para continuar con la investigación de su curación. Competir con esta camiseta para mí es un orgullo" asegura Toni.