¿Qué hacer cuando lo has dado todo? Esa es la pregunta que, sin duda, se hace Juan Armiñana después que el jurado la eligiera como la víctima de lo que teme todo participante en la máxima categoría: el escarnio del «no premio». La idea de plantar una gran menina se convirtió en argumento insuficiente para ser merecedor de premio. La pelea en la zona baja para evitar esa particular quema se saldó en su contra, mientras que sobrevivían el Mercado Central a su caída del remate y L'Antiga de Campanar a su taquicárdica «plantà». Dos argumentos que allanaron el buen puesto, noveno, de Malvarrosa.

Ya dijo anteayer en Levante-EMV el presidente Juan Armiñana, que el modelo de Nou Campanar, tal como se había conocido hasta ahora, estaba agotado. Ahora será el propio empresario el que decida cómo reconducir ese futuro. A lo largo de los años anteriores, y al abrigo de la bonanza económica, ejercieron un dominio excepcional. El dinero se acabó tras el proyecto de 2013, la última gran falla que acarició la victoria. Allí se han plantado las mejores fallas de la historia de la mano de Pedro Santaeulalia y ahora se impone un nuevo futuro, que solo Armiñana conoce.