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Un legado excepcional

Siete primeros premios, incluyendo la «mejor falla de la historia» forman parte del palmarés de Nou Campanar, la comisión que ha sufrido más que ninguna otra los rigores de la competición

Si tomáramos el palmarés de las comisiones de falla y les aplicáramos una media aritmética en función a sus premios, el historial de Nou Campanar estaría, y está, a años luz del resto de las 385 participantes. La comisión más atípica de la fiesta por la forma de crearse „una apuesta personal de un empresario, Juan Armiñana, que se rodeó de amigos procedentes del mundo de las fallas y algunos vecinos„ ha marcado una era a lo largo de una década. Quedarse sin premio en el concurso de 2014 es una mancha para un historial excepcional, aunque tiene un cierto componente de lógica. La falla presentada tenía el encanto de lo diferente y lo solidario. Y aunque en la parte baja de la categoría hubo fallas con no demasiado lucimiento, el jurado decidió descabezar a ésta en el reparto de premios. Hasta el punto que, en la ceremonia de entrega de premios, no estuvo presente Nou Campanar, cuando lo normal en las ediciones anteriores era que el resto de participantes tuviera que hacerle el paseillo de honor.

Sin embargo, si en la comisión cunde la frustración, es sobre todo por la falla infantil. Ni consideran aceptable el sexto premio ni las explicaciones recibidas „una aparente «falta de lijado», a la que se contesta que está hecho deliberadamente„.

La historia señala que Nou Campanar se crea para las fiestas de 2003. Y pese a la ansiedad, todavía ese primer año milita en Primera A, donde consigue un segundo premio. Y es en abril de ese 2003 cuando se produce una jugada que marcará el futuro de la comisión: Juan Armiñana ficha a Pedro Santaeulalia, que acaba de ganar en Sueca-Literato Azorín. Se lo birla literalmente a la comisión ruzafeña. Ahí empezará un dominio de seis años en la máxima categoría. Que se rompió en 2010 con la «derrota» de Pere Baenas de una forma incomprensible. Es cierto que su falla no quedó especialmente bien resuelta, pero nadie entendía que se le diera a otro competidor. En concreto, a Convento Jerusalén, por un dato especialmente: la falla que plantaron éstos no habría ganado plantándose en la demarcación de Nou Campanar.

A pesar de la llegada de la crisis económica, Nou Campanar se mantuvo en la élite hasta este año con tres podios (tercero, primero y segundo) en los tres últimos años. Antes llegaron unos primeros premios que marcan una época y, especialmente la Albufera´s Cup, considerada por muchos como la mejor falla de la historia.

A pesar del bajón, Nou Campanar sigue teniendo poder de convocatoria. Durante estos días de exhibición pública, la demarcación ha estado muy concurrida. Entrar en el interior, menos, porque se ve facilmente, pero no han estado solos.

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