No va a ser la única incidencia de los días de fallas, pero sí la más estridente por lo que significa que alguien deje sin hacer cinco fallas. La comisión de Olivereta-Cerdá y Rico se olvidó de cualquier opción de premio. Como era imposible decidieron tomarse el día 16 de marzo como un taller de fallas al aire libre. Tras llegar el 15 por la noche con todo el material desde el taller de José Vilata («que sigue en paradero desconocido», decía el presidente, Samuel Peñarrubia), ayer se dedicaron a acabar lo mucho que quedaba por hacer en modelado, pintura «y hasta en la estructura central, que no estaba suficientemente afianzada. Ni eso estaba bien».

¿Cuál es la causa para que un artista o realizador de fallas sea capaz de no acabar los encargos? Esa pregunta se la hacían en Giorgeta-Roig de Corella, donde tuvieron que echar mano del artista agremiado Francisco Ribes para acabar el cuerpo central. «Sin duda, la mala administración del taller. Porque cualquiera que mire las figuras que estaban finalizadas se dará cuenta de que son buenas». Comentaban en este cruce que un conocido artista de alto nivel lo tuvo como empleado «y decía que era, con diferencia, el mejor, el que más talento tiene. Pero es que, por si fuera poco, la policía tomó nota de los falleros que acudieron a llevarse la falla a pesar de que la puerta estaba abierta y había un operario dentro. Encima de que nos deja tirados».

El presidente de Olivereta se limitaba a decir que «no vamos a dejar ni a la falla ni a la fallera mayor sin lo que deberíamos tener. Y sólo puedo decir que me siento orgulloso de la comisión que presido».

Otras fallas también han mostrado su desacuerdo con lo plantado. Por ejemplo, Pintor Maella-Avenida de Francia con Rafael Lidón o Guillem de Castro-Triador con Vicente Bellvis. Pero también existe la otra cara, como es la de la solidaridad. Las fallas «colgadas» por Vilata han recibido la visita e incluso figuras para que luzca un poco más. Al final, mal que bien, todo arderá la noche del 19.