La Cena Anual Cortes de Honor celebrará el próximo año su edición número 25 desde aquella primera vez que tuvo lugar en la Sala Canal. Desde entonces, y hasta la noche de este último viernes, aquellas que, en algún momento de la historia, han ocupado los cargos representativos de la fiesta han tenido la constancia de organizar un evento que sirve ya no sólo para darse el placer de reunirse (al que se suman personas que han tenido relación con ellas), sino para, desde hace años, colaborar con alguna asociación.

Las falleras de 2001 han sido las encargadas, y ya van dos veces, de organizar la edición de 2017. Un cometido nada fácil, puesto que consiste no sólo en contratar el lugar y sus pormenores, sino gestionar la participación de todo tipo de empresas para la rifa solidaria. Finalmente fueron docenas y docenas las que se sumaron. Pero las protagonistas, por todo lo que hicieron en los meses previos, fueron las conocidas "Patas Negras", que así se conoció a la corte de Adriana Polo. Ellas fueron las cuatro Patricias (Gimeno, Borrego, Roig y Santabalbina), María Martí, Amparo Requena, Judit Martínez, Inma Ranz, Susana Esteve, Esther Monfort, Raquel Sahuquillo y Sonia Remohí. Su hermana, Susana Remohí, fallera mayor de València de 1998 y directora de LevanteTV fue la conductora del acto junto con José Polit.

La vida da alegrías, como pertenecer a la corte de honor. Pero también reveses. Y es por ello que, ya en más de una ocasión, los beneficios han ido a parar a la investigación de alguna enfermedad rara que ha sufrido el hijo o hija de alguna de las falleras organizadoras. Y eso ha pasado también este año: se hizo pedagogía sobre el Síndrome de Costello, la enfermedad de Cayetano, el bebé de una de las falleras organizadoras, Patricia Borrego, que nació con ese síndrome y que acabó siendo todo un símbolo de lucha por la supervivencia, el "héroe" de todas ellas.

Conforme pasan los años, la Cena de Cortes no pierde vigencia (incluso le ha salido una hermana menor: la cena de cortes infantiles) y ayer se sumó una nueva "quinta": las falleras de 2017. Raquel Alario y su corte se incorporaron de pleno derecho a este club. Porque, además, existe una norma que se respeta siempre: las falleras en curso no participan de la cena. Acuden, en todo caso, a la parte final de la fiesta. Recién iniciadas en el cargo, a Rocío Gil y sus doce falleras se les iba a dar la bienvenida y ese particular, que no deseado en este momento, "nos vemos dentro de doce meses".

Por contra, Raquel y las suyas cumplían ayer un mes desde que pasaron su primer día fuera del cargo (a efectos de participación oficial, porque dichos cargos son "para toda la vida") y pasaron a engrosar tan selecto club.

Incluso estuvieron Covadonga Balaguer, fallera mayor de 1989, y Gemma Palanca, corte de 1991, tras su brillante participación en el Maratón de Nueva York, apenas cinco días antes.

Y no faltó, un año más, la cortesana más querida: Mari Carmen, la componente de la corte de 1954 que desde hace años no falta a la cita más especial.