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Construir para quemar

El Colegio Territorial de Arquitectos expone estos días las obras de artistas experimentales falleros

Construir para quemar

Salidas de emergencia, puertas cortafuegos, instalación de extintores portátiles... Pequeñas píldoras que han ido siempre de la mano de la arquitectura para evitar que las llamas redujesen a ceniza hogares, locales o edificios completos en cuestión de minutos. Pero cada 19 de marzo en València, todo parece dar la vuelta. Y los arquitectos, en lugar de mantener elementos que repelen el fuego, crean otros para atraerlo. Construyen monumentos, por tanto, para que sean quemados. Así nace «Arquitecturas para el fuego», una exposición que tiene lugar en la sala de exposiciones de la sede del Colegio Territorial de Arquitectos de València.

La muestra «pretende difundir la obra de algunos arquitectos que se han metido en el mundo de las fallas aportando nuevos materiales y nuevos diseños y aportando el debate sobre la tradición y la innovación», explica Pablo Peñín, vocal de Cultura del Colegio Territorial de Arquitectos de València.

Una muestra de arte efímero e innovador, que se inauguró el pasado seis de marzo y que estará abierto hasta el próximo viernes. En esta, se muestran obras de artistas experimentales de arquitectos que han trabajado en la construcción de fallas, como Pink Intruder, creador de la falla Cronista-Vicente Beguer i Esteve; Nituniyo y Menosesmas, artistas de la obra de Castielfabib; s; o Xavier Laumain.

Artistas que se implican en la arquitectura efímera, buscando renovar los moldes que año tras año han ido reutilizando las comisiones. Construcciones en que la arquitectura tiene relevancia y cohesión, con una estética que da esencia al resultado final, albergándolo todo en un paraguas común. Fallas experimentales que comienzan a interesar a quienes antes les daban la espalda.

«Estos monumentos son más conceptuales, pero no pierden el carácter satírico. En realidad siempre están opinando sobre la realidad, opinando sobre el entorno, sobre la ciudad, sobre la política, sobre la vida compartida...», reflexiona Rafael Rivera, arquitecto y colaborador de este diario. Ante este abanico de opiniones acerca de las fallas experimentales, el día de la inauguración se mantuvo un debate sobre la metamorfosis urbanística que propicia la innovación de las fallas.

?En este intervinieron el edil de Fiestas, Pere Fuset; el secretario autonómico de la Agencia Valenciana del Turismo, Francesc Colomer; el arquitecto Rafael Rivera; la Decana de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de València, Ester Alba; y el presidente de la Falla Mossen Sorell Corona, Miguel Ángel Pérez.

«Con cada obra como esta, la estética y la arquitectura toman protagonismo», explica Rivera, quien aconseja recuperar ideas pasadas como materiales que no contaminen, o que la vareta quede al descubierto sin que hayan represalias por ello, la manera de quemar la falla? «Hablamos de materiales, de proporción, de tamaño, de guión», reconoce. Así, con cada primavera, los arquitectos proyectan para quemar, para dejar espacio a lo nuevo que se plantará un 14 de marzo y que cinco días después se quemará entre llantos y vítores de falleros. Porque «ante la estación de la renovación, la arquitectura, no podía permanecer impasible». Rivera indica que la construcción que se hace en fallas «no se trata solo de arquitectura efímera, sino de arquitectura para el fuego».

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