A sus 84 años, Carmen Roca, la mujer de Paterna que cada día da de comer y cenar a cerca de doscientas personas necesitadas del municipio, ha decidido cerrar su «casita». El motivo, según han asegurado fuentes del ayuntamiento, no ha sido otro que la edad, y el cansancio y la pérdida de fuerzas que trae consigo. «Cuando le dijimos que le íbamos a renovar las ayudas nos dijo que no hacía falta, que se lo dejaba ya», afirmaron ayer fuentes municipales. «Ha sido una decisión totalmente personal».

El ayuntamiento reconoció ayer la «extraordinaria labor social» que ha estado realizando Carmen durante décadas y ha anunciado que estudiará cómo seguir ayudando al gran número de personas que comen cada día gracias al proyecto de «Menjar Solidari de AFAD La Casita», pues es el departamento de Servicios Sociales el que hasta ahora derivaba a su comedor a los beneficiarios de su iniciativa, según las necesidades que detectaban.

Y sustituir a Carmen no será tarea fácil. A las siete de la mañana, de lunes a sábado, comienza la jornada culinaria de esta mujer solidaria. Cada día, en su local del barrio de Campamento, prepara un guiso para dar de comer a 95 personas, y de cenar a otras 95, necesitadas del municipio y del barrio de La Coma. El comedor social funciona con las entregas del banco de alimentos de Cruz Roja, así como del Colegio Palma y de la comunidad neocatecumental a la que pertenece, en el centro Escolapios, además de lo que le aporta una cadena de hornos. En 2014 el ayuntamiento firmó un convenio con La Casita para entregarle 70.000 euros, y va recibiendo donaciones puntuales de colectivos festeros y sociales y de empresas.

Dieciocho años con drogadictos

Antes que este comedor social abierto a finales de 2012 para alimentar en principio a diez o quince personas, Carmen fue voluntaria de Proyecto Hombre y ayudó durante 18 años a decenas de drogodependientes a los que acogió en La Casita. Muchos de ellos consiguieron desengancharse gracias a su ayuda. También sacó de la droga a su único hijo, que murió hace siete años en un accidente. La falta de aportaciones económicas de la Generalitat y los recortes de la crisis provocaron el cierre de esta casa tutelada que había abierto en 1995.

Pero tal como ella misma relataba en octubre de 2013 —cuando Levante-EMV le concedió el premio Importante por su ayuda desinteresada al prójimo—, después de una larga vida de solidaridad, y cuando ya había pensado en retirarse, una petición desesperada de ayuda desde La Coma, le reactivó un espíritu solidario que nunca había perdido y decidió abrir el comedor social.

«Me llamaron para que ayudara a una familia con siete miembros que no tenían nada para comer. Me pidieron huevos y patatas. Luego observé situaciones desesperadas y con la crisis, pregunté en voz alta: ¿cómo nos vamos a ir a casa?», relató. Con el poco dinero que le quedaba de su labor anterior puso en marcha los calderos y empezó a funcionar con las entregas que le daban los donantes. «Enseguida recibimos una donación anónima de 20.000 euros que nos ayudó mucho», recordaba Carmen.

Reconocimientos

Desde entonces, y hasta ahora, La Casita ha ayudado de forma decisiva a cientos de familias y la labor de su responsable se ha dado a conocer en toda la Comunitat Valenciana. Además del premio Importante que le concedió este periódico en octubre de 2013, Carmen ha recibido numerosos reconocimientos por la labor social que ha desarrollado en Paterna.

En 2013 la Policía Nacional le distinguió con una placa-diploma por su «larga vida dedicada a los demás». También fue distinguida por la Policía Local como ciudadana ejemplar, mientras el consistorio le otorgó la Medalla de Oro de la Villa. El pasado mayo el PSPV le entregó el premio especial Francisco Borruey, y en abril la Asociación de Vecinos del Barrio de Campamento la nombró Socia de Honor 2015.