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Manises

«Cuando pasan los aviones hacen temblar los cristales»

Un centenar de familias del barrio de San Jerónimo reclama la insonorización de las ventanas de sus casas, que han sido excluidas del Plan de Aislamiento Acústico de Aena

«Cuando pasan los aviones hacen temblar los cristales»

Lo único que separa sus casas de las pistas de despegue y aterrizaje del aeropuerto de Manises es la autovía V-11. Los vecinos del barrio de San Jerónimo, entre Quart de Poblet y Manises, sufren cada día el sonido de los aviones que salen y entran del aeródromo.

La convivencia con el continuo ruido de la actividad aérea les da el derecho a tener las ventanas de sus viviendas insonorizadas dentro del Plan de Aislamiento Acústico pero han de entrar en el parámetro de la huella acústica que establece la empresa pública encargada de la gestión de los aeropuertos en España, Aena. Así, la entidad ha iniciado los trabajos para sustituir las ventanas actuales de cada vivienda por otras que insonoricen del ruido exterior en las zonas de descanso, es decir, en dormitorios y salones de estar.

Lo ha hecho en todas las fincas menos en la última, por considerar el estudio de la compañía que el ruido no perturba el descanso de los vecinos tanto como para instalar ventanas que insonorizan. Algo que estos no comparten. «Necesitamos que todas las ventanas del barrio se insonoricen. Somos cuatro fincas y en todas se nota el ruido en igual medida», explica Belén Díaz, una vecina de este último edificio. Ella ha comenzado una movilización vecinal de recogida de firmas de forma física y a través de la plataforma digital change.org. «No tiene sentido que nos excluyan de la huella acústica», razona.

Un grupo de afectados se concentró ayer ante la puerta de la tienda de ultramarinos para exponer a este periódico sus situaciones personales ante el problema. «A las seis de la mañana empiezan a calentar motores los aviones y los cristales tiemblan, no nos lo inventamos», lamentaba un vecino, que detallaba que no es solo el ruido del paso de los aviones lo que se convierte en molesto sino también los motores al encenderse.

Regina Martínez, una de las afectadas, tiene problemas con el dolor de cabeza y dormir junto a una ventana de cara al aeropuerto no le ayuda. «El ruido externo me produce dolor de cabeza y no puedo dormir, y si me duermo, los aviones me despiertan. Esta cuarta finca también necesita insonorización», explicaba a Levante-EMV la joven. Los vecinos y vecinas de esta última finca, formada por cerca de ochenta familias, no se explican cómo estando a «cinco metros de diferencia» del edificio gemelo no insonorizan sus ventanas también. «No lo entendemos, no tiene sentido, además, nosotros lo sufrimos de igual forma. Todo el barrio nos apoya y está de acuerdo», argumentan unas vecinas.

«Reclamamos que amplien la huella acústica y acondicionen nuevas ventanas en todas las viviendas», apuntaba Rosario González, miembro de la Asociación de Vecinos de San Jerónimo. Para conseguirlo, dice, no les queda otra que reclamar e insistir. El alcalde del municipio, Jesús Borràs, ha acordado reunirse con los afectados el próximo día 27 de noviembre para conocer en detalle el problema. «Nosotros apoyamos a los vecinos, entendemos que las molestias de vivir al lado del aeropuerto son muchas», expresaba ayer Borràs. «Nos reuniremos, recogeremos la información y pediremos que se aumente la huella e insonorice todas las ventanas», concluía.

Por su parte, Aena apunta que la insonorización de las ventanas se lleva a cabo en base a unos parámetros técnicos que determinan una huella acústica según normativa.

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