­Mucho ha llovido desde que el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) decidiera poner en marcha en el año 2003 la primera empresa con socios privados dedicada a la investigación y desarrollo en el sector biotecnológico. Esa iniciativa que les unió, ha crecido y madurado convirtiéndose en la empresa Biópolis S.L. que, en la actualidad, se encuentra en pleno periodo de expansión industrial.

«La biotecnología hecha a medida». Con esta traducción de su lema en inglés (Tailor-made Biotechnology), describe el grupo Biópolis S.L. su actividad en el proceso de I+D de microbacterias, aplicadas a sectores como el agroalimentario, el químico, el farmacéutico y el energético. La compañía ha decidido explotar sus instalaciones en el Parc Científic de la Universidad de Valencia en Paterna, donde disponen de la capacidad necesaria para llegar a fermentar de manera industrial hasta 9.000 litros de cultivo.

«En un principio, solo trabajábamos para clientes, haciendo por ellos el I+D de sus proyectos y trasladándoselos cuando llegaba el momento de la producción», explica Daniel Redón, director comercial de Biópolis. «Nosotros cogíamos solo una idea, investigábamos sobre ella y se le devolvía al cliente en forma de producto preparado para llegar al mercado, sólo hacía falta fabricarlo». Los clientes, cuenta Redón, les han estado planteando desde hace un tiempo la posibilidad de llevar a cabo el proceso hasta el final y realizar la fermentación de microorganismos de manera industrial. «Durante este año hemos estado realizando el acondicionamiento de los 1.500 metros cuadrados que forman la planta baja de nuestras instalaciones para poder llegar a albergar suficientes fermentadores para afrontar la demanda», explica Redón.

La empresa divide su actividad a partes iguales en dos departamentos. El departamento de biotecnología agroalimentaria está centrada en la investigación sobre compuestos probióticos, es decir, microorganismos que se utilizan como complementos alimenticios y que generan beneficios en el estado de salud del individuo. La parte de biotecnología microbiana trabaja en relación a industrias químicas, farmacéuticas y energéticas, ofreciendo soluciones para el medio ambiente en muchos casos. Uno de los ejemplos de trabajo en esta línea, explica el director comercial, es la creación de bioplásticos a partir de residuos, principalmente de la industria alimentaria, que sean antifúngicos, antimicrobianos y degradables, es decir, «el plástico ideal».

Hace seis años, Biópolis comenzó a trabajar en sus propios proyectos de I+D, que actualmente constituyen un 22,8% de su actividad, tratándose de un 64,3 % en el caso de los clientes privados. «Tenemos una recurrencia de clientes superior al 90%», afirma el director, «la producción de forma industrial no ha atraído a más empresas, sino que más bien nos está permitiendo proponer a las de siempre más líneas de investigación a través de nuestra I+D interna».

La internalización de la producción industrial supone una estrategia para las empresas. «La confidencialidad por ambas partes les asegura un proceso personalizado de I+D en el que Biópolis les asiste en el desarrollo de nuevas líneas de investigación y en la diferenciación de sus productos dentro del mercado global», dice Redón.