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Nacer en un lugar u otro condiciona el modo de vida y las perspectivas de futuro pero también la esperanza de vida o las posibilidades de aprender a leer y escribir. Por poner un ejemplo, en España, la tasa de longevidad está en una media de 85 años mientras que en Senegal es de 55 años. Ese margen de diferencia (30 años) es consecuencia, entre otras cuestiones, de enfermedades derivadas de la desnutrición, un servicio sanitario deficiente o la dependencia de las cosechas de cacahuetes para poder sobrevivir.

Las estadísticas también muestran que en Senegal la tasa de hijos por mujer es una de las más altas del mundo, con 5,1 hijos por mujer -en España es de 1,46-, pero las cifras de mortalidad infantil son también muy elevadas: Uno de cada ocho niños no llega a cumplir los cinco años de edad. Además, su situación es extremadamente delicada porque el 20% tiene malnutrición y un mayor riesgo de padecer enfermedades virales.

Otro dato preocupante y que ha hecho sonar la voz de alarma entre las organizaciones no gubernamentales es que el 56% de la población de Senegal vive bajo del umbral de la pobreza, con menos de dos dólares al día, un porcentaje que sólo se ha reducido un 3% en ocho años (en 2001 fue de 53,1%). Esa pobreza se concentra, en mayor medida, en las zonas rurales, sobre todo del centro, sur y noreste del país.

Esta cifra está muy lejos de la registrada en la Comunitat Valenciana y que causó un cierto estupor entre la población: La tasa de pobreza alcanzó el 16,9% en marzo de 2009. Un dato que evidencia, una vez más, la necesidad de mirar también a los países en vías de desarrollo.

Tampoco hay que dejar a un lado la problemática del agua ya que, aunque la tasa de accesibilidad al agua potable es del 95,6% (menos de un kilómetro de distancia), la disponibilidad de 28 litros por persona y por día, está todavía por debajo de la recomendada por la OMS de 35 litros.

Ayuda humanitaria

Todo ello hace que los senegaleses piensen que su única alternativa para mejorar su futuro es embarcarse en un cayuco e intentar llegar a las costas españolas, aunque esa esperanza les cueste la vida y vean frustradas sus expectativas. Canarias y la Comunitat Valenciana, por este orden, son las autonomías de España que más pateras reciben en sus costas y, en consecuencia, son las que más dinero destinan en la ayuda al codesarrollo.

De hecho, desde 2006, Senegal ha recibido casi un millón de euros (922.000 euros) en ayudas concedidas por la Generalitat Valenciana (el 17% del total de las ayudas destinadas al África Subsahariana) y ha impulsado 16 proyectos, de los que, doce, continúan en ejecución o están a punto de comenzar. Los sectores más apoyados han sido los de educación y salud.

Sobre esta ayuda humanitaria, Rafael García Matíes, presidente de la ONG Musol, explica que "han de ser los propios senegaleses quienes se marquen sus objetivos, su camino hacia el desarrollo" y recalca que "Senegal se ha puesto en marcha y nosotros, desde la cooperación descentralizada, a través del gobierno regional y de nuestros municipios, podemos aportar mucho. En particular, la apuesta por mejorar la gestión municipal en Senegal ayudará a mejorar el acceso de la población más vulnerable a la educación, la salud y otros servicios, para que pueda salir de la pobreza y emprender un desarrollo sostenible".

Una exposición muestra la pobreza del país

Hoy abre sus puertas en el Museo de Ciencias Naturales de Valencia la exposición "Senegal y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El papel de la cooperación descentralizada", organizada por la ONG Musol con la financiación de la Generalitat Valenciana, y la colaboración del Ayuntamiento de Valencia. La exposición, que estará hasta el 15 de septiembre, consta de 54 fotografías del fotoperiodista Benito Pajares -ganador del premio World Press Photo-, que recorren los avances y los retos pendientes en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las metas marcadas por Naciones Unidas en el año 2000 para reducir el impacto de la pobreza en el mundo para el año 2015.

La exposición ha sido organizada por Musol, una ONG independiente y sin ánimo de lucro que promueve el derecho a una vida digna y el desarrollo sostenible de las poblaciones más desfavorecidas, para mejorar su situación económica y social.