­El otoño se coló ayer a Orriols con una noche destemplada que acabó con sabor agridulce. El empate in extremis ante el SD Eibar de Mendilibar, uno de los candidatos al descenso, gracias al gol de Deyverson, hizo saltar las alarmas en el Ciutat de València, sediento de victorias reconfortantes.

Pese a que la jornada se prestaba para celebrar el primer triunfo del año, la parroquia levantinista sufrió hasta el descuento. A los diez minutos de juego, con algún silbido de desesperación en la grada, el conjunto vasco aprovechó su cuarto saque de esquina consecutivo. Un inocente balón colgado al segundo palo encontró a Dos Santos libre de marca. Ni Lerma ni Toño lograron tapar a Borja Bastón, que remachó a la red la cesión de su compañero.

Al tanto de los de Mendilibar no hubo respuesta sobre el césped. Inui, el habilidoso extremo de los eibarreses, sacó jugo del desconcierto en la defensa y pisó con peligro el área. Ni Morales ni Trujillo supieron frenar al nipón, que rozó el 0-2.

Con la pesada responsabilidad del marcador hundiendo los hombros de algún jugador granota, en el minuto 35 saltó un fogonazo de juego ofensivo. Verza, con un remate acrobático, disparó al palo y, medio minuto después, Ghilas marró a puerta vacía un centro de Toño. Dos ocasiones claras que no se materializaron.

Cambio de sistema por obligación

Y cuando mejor estaba el Levante UD, a falta de siete minutos para el descanso, Borja Bastón imitó a De Jong en la final del Mundial de Sudáfrica. Golpeó violentamente a Juanfran en un balón dividido y el de Barona se lesionó el brazo derecho al caer. Sin centrales en el banquillo, Alcaraz optó por darle un giro al sistema e introdujo un doble cambio. Verza se marchó al banquillo, al parecer con molestias musculares, y por primera vez el Levante UD dibujó un 1-4-4-2 sobre el césped, con Lerma como interior derecho y Rubén García izquierdo. José Mari y Camarasa cogieron el timón.

Sin embargo, el rediseño táctico improvisado por Alcaraz topó con Inui. En el tercer minuto de la reanudación, un córner favorable para los levantinistas se convirtió en un contragolpe del SD Eibar. El japonés le ganó la pugna a Morales y condujo hacia sin oposición hasta la línea de fondo, donde dribló a Feddal antes de dar el pase de la muerte a Borja Bastón, quien apuntilló de forma precisa.

Esta vez, en cambio, sí hubo respuesta. Y fue rápida. Morales, como si quisiese cobrarse una venganza personal con Inui por la jugada anterior, intentó una de sus carreras imposibles. Gracias a su «duende» llegó al balcón del área y con el exterior de la derecha envió el esférico a la red. El Levante UD ensanchó el campo e hizo funcionar sus bandas, pero sin probar los guantes de Riesgo. El SD Eibar buscó el tercero, pero en el último suspiro, Deyverson remató de forma impecable un centro de Morales y desató una alegría tranquilizadora. Aún así, el empate y el juego supieron a poco.