El deterioro generalizado de la actividad económica en todas las autonomías españolas desde 2007 hasta la actualidad €mientras el Gobierno central y la Unión Europea (UE) tratan de encarrilar la reforma financiera y los planes de recortes en las administraciones públicas€ afecta de lleno a las comunidades que han estado más expuestas a la burbuja inmobiliaria. El desplome del Producto Interior Bruto (PIB) resulta proporcional a la especialización productiva de algunas regiones por el otrora negocio del ladrillo (es el caso de la Comunitat Valenciana, Andalucía, Murcia, Canarias y Baleares). Sin embargo es menor en Navarra y el País Vasco, con otros modelos productivos.

Al margen de su sistema fiscal propio, la mejora de los citados territorios se explica por la menor exposición al ámbito de la construcción y el nivel de endeudamiento también inferior. Incluso después de 2007, el País Vasco se ve favorecido por la especialización sectorial en la industria y el crecimiento de la productividad duplica al de España. Entre sus fortalezas destaca su apuesta por la energía, las manufacturas y la capacidad exportadora, así como la mayor cualificación profesional de los trabajadores. Así los certifica el reciente informe Un modelo de crecimiento y productividad regional: El caso del País Vasco, elaborado por Matilde Mas (Universitat de València e IVIE) y Mikel Navarro (Universidad de Deusto y Orkestra).

Dependencia

¿Qué ha pasado mientras tanto en la Comunitat Valenciana? Expertos en economía y dirigentes empresariales vienen advirtiendo en los últimos años que la caída de la economía valenciana tiene que ver con el modelo económico elegido, basado en la construcción y el turismo, lo que requiere una baja cualificación profesional.

Los agentes económicos y sociales alertan ahora de esa dependencia como la causa del desplome de un 8 % del PIB por habitante en diez años. Por eso, abogan por invertir en I+D+i y potenciar los sectores tradicionales para generar empleo. En el caso valenciano, el PIB por habitante ha ido situándose por debajo del correspondiente a España, del que diverge en casi 12 puntos en los últimos quince años.

Los catedráticos de Análisis Económico de la Universitat de Valencia Salvador Gil y Vicent Soler sostienen que la «economía valenciana se encuentra ante un importantísimo reto que va más allá de la superación de una profunda crisis coyuntural: la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo». En su opinión, «el conocimiento, la formación de los recursos humanos, la innovación y la mejora continua de la productividad son clave en la consecución del mencionado reto, en el que empresarios y administraciones tienen un papel fundamental», aseguran en su informe ¿Un nuevo modelo productivo? Retos y respuestas para la economía valenciana. Si la participación de la industria en el PIB de España en 1984 era del 24,6 %, dos décadas después pasó al 16 %. En la Comunitat Valenciana el peso relativo ha pasado del 38,3 al 18 % veinte años después. A mitad del siglo pasado, tuvo una industria diversificada que resistió mejor el impacto de las crisis del petróleo (1973), la de la brutal reconversión industrial de los años ochenta con el primer Gobierno de Felipe González o la de principios de la década de los noventa. Con todo, en esos períodos, la Comunitat promovió, aunque tímidamente, sectores de altas tecnologías, aunque siguen teniendo importantes peso los tradicionales (textil, confección, juguete, cuero, calzado o cerámico), donde sólo las empresas más competitivas y con negocio en el exterior han resistido la debacle. Sin embargo, la construcción se convirtió en el auténtico motor económico a partir de los 90. Una autonomía tan dependiente de un solo sector quedó desprovista de recursos si esa actividad se hunde €como así ocurrió€ muy volátil y dependiente de burbujas, en contraposición con el desarrollo puramente industrial.

Cambio de modelo productivo

Según Gil y Soler, el modelo productivo vigente durante las últimas décadas ha contribuido en las etapas de bonanza económica a mejorar el bienestar de nuestra sociedad, gracias a unos elevados ritmos de crecimiento económico y creación de empleo, aunque con poco valor añadido.

En el contexto actual, al margen del logro de una serie de objetivos que son perentorios en el corto plazo, como la recuperación del crecimiento de la renta, la creación neta de empleo o el restablecimiento del equilibrio de las maltrechas cuentas públicas, según el decano de la Facultad de Económicas de la Universitat de València, «la economía valenciana debe orientar su modelo productivo», y basarse fundamentalmente en el conocimiento, la formación de los recursos humanos, la innovación y la mejora continua de la productividad.