El eterno retorno por el que habitualmente camina la historia ayuda en parte a comprender que el sector financiero español hoy tenga un parecido más que razonable con lo que ocurría allá por principios de los 90, hace más de veinte años. Un mismo problema. ¿Qué hacer con la relevante presencia del Estado en un buen puñado de entidades ante un lánguido escenario económico? Pues la respuesta es también similar. Un conglomerado público para exprimir al máximo las potencialidades individuales, sin perder de vista el objetivo con el que la Corporación Bancaria de España nació en 1991 y el holding encabezado por el FROB replica en 2013. La privatización, más pronto que tarde.

Por motivos que nunca transcendieron, al agrupamiento ideado entonces por el equipo económico de Felipe González le duró poquísimo el nombre y quedó bautizado casi de la noche para la mañana como Argentaria. Una única marca, popularísima, para integrar el Banco Exterior de España, Caja Postal de Ahorros, Banco Hipotecario, Banco de Crédito Local, Banco de Crédito Agrícola y el Banco de Alicante. La presidencia recayó en un reputado financiero, Francisco Luzón, artífice del matrimonio de Banco Vizcaya con Banco de Bilbao. Esa operación alumbró al BBV, con el que precisamente luego, en octubre de 1999, acabó fusionándose Argentaria tras las cuatro Ofertas Públicas de Venta (OPV), que reportaron a las arcas del Gobierno un total de 2.268 millones de euros.

Solo en el negocio hipotecario, Argentaria concentraba el 20 % de la cuota de mercado. Otra gran coincidencia con la actividad que mueven las nacionalizadas casi tres décadas después. Y no es la última. Ante las grandes peculiaridades de cada una de las entidades, la corporación tutelada por Luzón recurrió a una prestigiosa consultora para marcar la estrategia a seguir. El proyecto apostaba por aglutinar todo el negocio de créditos a vivienda en el Banco Hipotecario, otra unidad independiente para los préstamos a la construcción „que estaban diluidos en hasta 60 sociedades„ y dejar al pequeño cliente en manos de Caja Postal y Banco Exterior. Ideas todas de la firma McKinsey, encargada en estos momentos, de proyectar el holding del FROB.

Coordinar la gestión

El organismo le contrató hace apenas dos semanas, junto con el banco de inversión Nomura, bajo el mandato de que el diseño esté listo en mayo. Tanto el propio FROB como el Ministerio de Economía aspiran a coordinar cuanto antes la gestión de los bancos de propiedad estatal para sacar brillo a las marcas, pero también como bomba de oxígeno al tejido productivo. Como antídoto a la sequía de financiación a empresas y familias, clave, según reconoce el mismo Luis de Guindos, para encauzar la recuperación del país.

El espíritu Argentaria no fue, ni de lejos, el primer planteamiento de las autoridades españolas. Los más de 40.000 millones de euros recibidos de Bruselas „y que disparan el déficit de 2012 hasta el 10 %„ y las duras exigencias impuestas por la Comisión de la Competencia a cambio, colocaron a NCG y CatalunyaBanc en la rampa de salida de una subasta. Bankia, cofundada por Bancaja y considerada sistémica, cuenta con un margen más tranquilo para su privatización. Pero el escaso interés por la entidad catalana encendió las luces de alarma en Economía, que optó por suspender la puja y plantearse incluso una fusión convencional entre las tres.

La propuesta chocó de frente con el mandato europeo, que quiere un profundo tijeretazo en las entidades antes de su irremediable venta a otros grupos financieros para cumplir con la normativa de ayudas de Estado. Entonces sí, sobre la mesa se puso la búsqueda de sinergias, el ahorro en las compras, la unificación de la tecnología y los servicios de apoyo a la red de sucursales y el aligeramiento en la desinversión de la cartera industrial. Ahí, sin excepción, las cuatro „porque el FROB piensa firmemente en incluir a Mare Nostrum, donde alcanzará un 65 % del capital frente al 100 % del resto, en el holding„ tienen que venderlo todo.

¿Hasta dónde va a llegar ese compás común de las cuatro entidades? El FROB sostiene que McKinsey y Nomura barajan «todas las opciones posibles» y que los detalles vendrán cuando se presente públicamente «el plan estratégico». Cada vez más, como consecuencia evidente del deterioro del crédito, el Gobierno fija como prioridad la apertura del grifo de la financiación en este agrupamiento de las nacionalizadas.

Liquidez para pymes

Novagalicia mantiene que en su caso la liquidez para las pequeñas y medianas empresas superó los 5.100 millones de euros durante 2012. La semana pasada se conocía, a través de ElConfidencial, que su presidente, José María Castellano, intentó el respaldo de Mariano Rajoy para que el banco gallego se quedara al margen del proyecto. Una vez más, y pese a que su futuro no puede ser otro que un concurso público, con la promesa de que cuenta con fondos internacionales interesados en entrar en el accionariado. Su papel en NCG, al igual que el del resto de la cúpula, está pendiente de cómo se articule el funcionamiento del holding. El Gobierno no contempla el relevo de los actuales directivos en las entidades, pero sí que sea José Ignacio Goirigolzarri, el líder de Bankia, el que asuma la batuta de la corporación al completo. A imagen de Luzón en los noventa.

Al margen de reticencias personales, el otro gran protagonista que no disimula su desagrado con la gestión pública en el sector financiero está dentro de la casa. El subgobernador del Banco de España. Lo de Fernando Restoy es una cuestión de filosofía. El también presidente del FROB defiende que el Estado, como dueño de entidades, «más allá de la necesaria para conducir procesos» de reestructuración «acotados» en el tiempo, «no resulta, en general, un mecanismo eficaz para corregir las imperfecciones del mercado de servicios bancarios». «Y, con frecuencia „añade en el libro Ensayos sobre Economía y Política Económica, editado en homenaje a Julio Segura, expresidente de la CNMV–, tiende a acentuarlas».