La generación «ni-ni» quedó atrás. Cada vez más jóvenes estudian y trabajan a la vez . Dependiente, camarero, profesor de clases particulares o socorrista están entre las profesiones más demandadas en verano. Estudiantes y jóvenes aprovechan los meses del tirón veraniego para conseguir empleo. En algunos casos se trata del primer contacto con el mundo laboral. Otros cada año aprovechan las vacaciones para conseguir unos ahorros que les permitan afrontar el nuevo curso con ciertos recursos económicos. «Necesito trabajar para pagarme la matricula de la universidad, la beca que me dan no es suficiente» afirma Rafael Duran, que se dedica a tocar con su charanga por todas las fiestas de los pueblos de la comarca de Camp de Morvedre. Se trata de un trabajo de muchas horas seguidas, de fin de semana, y en general «mal pagado» cuenta Rafael.

Para encontrar estos empleos los jóvenes recurren primero a los familiares y después a los amigos. Los jóvenes encuentran aquí una oportunidad para acceder al mundo laboral, que en muchos casos tienen vetado por carecer de la tan codiciada experiencia.

La acusada temporalidad es un rasgo de la economía valenciana ya que se sitúa casi cuatro puntos por encima de la media estatal „en concreto en el 27,2%„ según los últimos datos de empleo que ofreció el pasado jueves la Encuesta de Población Activa (EPA). El contrato eventual por circunstancias de la producción es el más extendido, y también el que más se ofrece en verano. Los meses estivales siempre dan un respiro a las cifras del desempleo por la actividad económica, algo que se demuestra con el incremento de contrataciones en el sector servicios, pero la tasa de paro juvenil sigue estando a la cabeza en cuanto a desempleo a nivel nacional 56,13 %, según los datos de la última EPA.

La contratación en verano, cuando se formaliza, es en la práctica mayoría de los casos de naturaleza temporal y, en muchas ocasiones, las condiciones de trabajo tienen poco que ver con las pactadas, bien porque se hacen muchas más horas de las estipuladas o bien porque se ven abocados a asumir más responsabilidades de las que han firmado. Además, en gran parte de las ocasiones ni siquiera existe un contrato de por medio. Dar clases particulares o cuidar del hijo del vecino rara vez implica una relación contractual. También en ocupaciones más reguladas, como la hostelería, que significa más horas de trabajo, mueven más dinero, y son cara al publico, hay veces en las que tampoco se llega a formalizar un contrato.

Encontrar empleo de camarea en una ciudad grande como Valencia no es difícil, pero no todos los propietarios se comprometen de la misma forma con sus empleados. María Ferrando trabajó a principios de verano en una taberna del barrio del Carme, allí estaba sin contrato, haciendo más de siete horas seguidas, y cobrando 6 euros la hora. «Encontré otro trabajo dos semanas después y me fui sin pensármelo, no hay que dejarse engañar. Ahora tengo un contrato temporal pero pagan mi seguridad social y cobro 8 euros la hora con mejor ambiente y condiciones» afirma María. En las grandes cadenas de comida rápida siempre se contrata de manera legal a los empleados pero, en este caso, las horas se pagan a precio muy bajo. Elena Pérez cobra 5,5 euros a la hora en una franquicia de pizzas en Valencia. «Tiré mi currículo en diez cafeterías y otras tantas heladerías y, finalmente, sólo me llamaron de grandes cadenas». En una de ellas de heladerías, conocida a nivel nacional, la hora aún se paga más baja y sus empleados cobran 3 euros, además tienen que atender y limpiar.

Otro fenómeno que se está extendiento es el de que para acceder a un puesto de trabajo por cuenta ajena, antes de tengas que dar de alta como autónomo. La reducción del mínimo a cotizar hasta 50 € para menores de 30 años ha hecho que muchos empresarios decidan contratar así a sus trabajadores. De esta forma, el empleado asume todas las desventajas del empleador: se tiene que pagar sus propias bajas, no tiene días de asuntos propios, ni tampoco desempleo. «Esto se está dando mucho en el sector sociosanitario y en la educación privada. Personas que trabajan en academias privadas, por ejemplo» afirman desde Aposta Jove del sindicato UGT.

Por otra parte, ante la imposibilidad de encontrar nada siempre se agudiza el ingenio, y, por ejemplo, Ana Hernández da clases de conocimiento del medio en español a dos niños japoneses por videollamada dos horas a la semana. En última instancia es el empresario el que decide las condiciones en las que contrata, pero las actuaciones de los organismos de gobierno no han funcionado. Con el Plan de Empleo Joven presentado en febrero se esperaba aumentar los puestos de trabajo y los jóvenes empleados. Pero el pasado 23 de julio el Consell anunciaba un recorte de 320.000 euros para este plan.