El «Sorrento», el ferry incendiado con 157 personas a bordo cuando cubría la ruta entre Mallorca y Valencia finalizó con éxito su último «viaje» desde Sagunt hasta el puerto turco de Aliaga, donde estaba previsto su desguace. Remolcado en todo momento por el «Agat», el buque siniestrado llegó incluso un día antes de lo esperado inicialmente y, a las 8 horas del día 22, atravesó el muelle, como ha podido saber Levante-EMV.
Esto rompía cualquier esperanza de que el barco regresara a corto plazo al puerto de Sagunt, como había reclamado la Federación empresarial balear de transportes (Febt); una petición que se cursó ante los juzgados de Palma al conocer la noticia adelantada por este rotativo de que el barco partía el pasado 11 de marzo en dirección a Turquía, como ansiaba Sagunt desde el primer día que llegó el pasado mes de mayo pese al rechazo municipal.
El buque incendiado llegó al puerto de Aliaga ya como «Rento», el nuevo nombre con el que fue rebautizado antes de partir de Sagunt, después de que la naviera Grimaldi lo hubiera vendido a una compañía multinacional con sede en un paraíso fiscal.
Esta compra-venta se produjo con la más absoluta discreción, como ha confirmado este rotativo. De hecho, el gigante italiano Grimaldi en ningún momento se refirió a ella. Tampoco, pese a la preguntas de este diario, aportó detalle alguno de la partida del «Rento» desde el puerto de Sagunt, tras diez meses de estancia en la ciudad cuando, en un principio, llegó para una escala de sólo 15 días que luego se demoró en parte por la investigación de la Guardia Civil sobre las causas del fuego.
Nuevo propietario
La nueva dueña del barco incendiado es una firma con sede en las Islas Marshall, situadas en el océano Pacífico, uno de los lugares del mundo que exigen menos requisitos para ubicar una empresa, según un estudio del sindicato de Técnicos de Hacienda realizado en 2009. Sea como sea, el destino del barco era el desguace de Aliaga y allí lo trasladó el «Agat», un remolcador que ya ha partido desde suelo turco después de dejar al «Rento» a la espera de su final.
