Sueca, Sollana y el Romaní fueron consideradas durante décadas el «semáforo de Europa». Las retenciones que se armaban en sus travesías irritaban a vecinos y conductores. Los residentes de ambas localidades protagonizaron históricos cortes del tráfico rodado y manifestaciones para reivindicar las variantes. Los sollaneros fueron los primeros en lograr su objetivo. En marzo de 1994 se iniciaron las obras del desvío, con un presupuesto de 5.160 millones de las antiguas pesetas, y que acabarían en 1996. Se inauguraron el 25 de julio de ese mismo año con tracas y volteo de campanas. El trazado de la circunvalación se estableció en 8,2 kilómetros y, además, supuso una mejora sustancial por el aprovechamiento que se hizo del terraplén entre la variante y la N-332 como dique de contención frente a las avenidas de los barrancos Fondo y del Tramusser. s. vives sollana
