Varios cientos de personas se dieron cita ayer, pese a tratarse de una hora incompatible con la jornada laboral, en el sepelio de la joven Andrea Mengual Vallejo, fallecida a los 18 años al ser atropellada en la madrugada del domingo en una zona de ocio de Les Palmeres (Sueca). El funeral se ofició a las 11 de la mañana en la parroquia de los Santos Juanes en un ambiente de honda desolación y sentido pésame colectivo. La familia, destrozada por la tragedia, se sintió arropada por sus paisanos. A muchos de ellos, incluido el alcalde, les costaba asimilar que el autor del atropello hubiera logrado eludido la cárcel.

Andrea Mengual fue arrollada por un vehículo conducido por un joven de 23 años que se dio a la fuga, aunque se entregó con posterioridad junto a sus dos acompañantes en la comisaría de Torrent. Las pruebas que le practicaron certificaron que había consumido drogas. Los tres fueron interrogados a mediodía del lunes por la juez que instruye el caso, quien decidió dejarles en libertad con cargos.

Aunque el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, había reclamado prudencia y respeto al trabajo de la justicia, muchos ciudadanos, impactados por el dolor desatado durante el funeral, exhibían una rabia contenida. No entendían la decision judicial de decretar la libertad del conductor detenido. La propia primera autoridad municipal tampoco acababa de «comprender el funcionamiento de la justicia, dado que a una persona que había ocasionado un homicidio imprudente, habiendo omitido el deber de socorro, la juez la había dejado en libertad con cargos». Fuentes jurídicas, sin embargo, reconocían ayer la dificultad técnica de encarcelar a un conductor sin antecedentes involucrado en un atropello.

La Parroquia de los Santos Juanes se encontraba llena hasta los topes, algo que solo sucede durante las fiestas mayores con la llegada de la Virgen o en casos muy puntuales del calendario católico. El exterior del templo también acogió a cientos de personas durante y después de la ceremonia religiosa. El féretro de la joven Andrea llegó a hombros de familiares y amigos. Los afligidos padres, muy afectados por lo ocurrido, agradecieron el apoyo unánime recibido tanto de sus conciudadanos como de amigos de la víctima llegados desde poblaciones como Sueca o Algemesí.

Las fallas de Cullera, y en especial su comisión, La Bega también quisieron estar presentes, así como familiares, amigos y compañeros de profesión del padre, pintor. El desconsuelo y el llanto se apoderaron del Patí de l'església tras el funeral que despidió a una joven que solo tenía dieciocho años.