Los restos de cuatro olivenses se encuentran entre los que han sido rescatados durante las exhumaciones de dos de las fosas que se están excavando en el cementerio de Paterna y que fueron fusilados tras la Guerra Civil española. Aunque se conocen sus nombres, por el momento no se ha podido localizar a familiares para que puedan hacerse cargo de los restos y poder darles una sepultura digna.

Se trata de Vicent Torres Pons, del que se sabe que tenía 39 años en el momento de su fallecimiento y que su actividad profesional era la de barbero. También está Federico Peiró Rodríguez, quien era comerciante y del que se desconocen otros datos, y Vicente Soler y Escrivà, de 28 años y obrero metalúrgico.

Desde algunos sectores de la sociedad olivense se han movilizado para tratar de dar con personas que pudieran tener algo que ver con estos fallecidos. Lógicamente, tras el tiempo transcurrido son muchas las posibilidades que se abren. Entre ellas que sus familiares no residan en Oliva o que no quede nadie de familiar directo.

Desde el Grupo Socialista de Oliva han dado a conocer los nombres de los tres vecinos de Oliva, que están en la fosa común que está investigándose. «Si algún familiar o conocido reconoce estos nombres, que se ponga en contacto en nosotros, o con el Grupo de Recuperación Histórica para poder recuperar los restos», indicó el portavoz socialista, Carlos Mengual.

El propio concejal contactó con Matías Alonso, coordinador del Grupo de la Recuperación de la Memoria Histórica, para conocer la situación, y se trasladó a Paterna para ver los trabajos de exhumación. «Es impactante ver estas fosas, pero gratificante que empiece a trabajarse en la recuperación de los restos para que los familiares puedan descansar, recuperando los restos de sus antepasados», indicó.

Los trabajos de excavación y exhumación de la fosa 82 fueron adjudicados al equipo Arqueo Andro por un montante de 58.325 euros, mientras que en junio se iniciará la exhumación de la fosa 113 con una ayuda de 62.348.

Según señaló a Levante-EMV el investigador olivense Miguel Mezquida, que dirige junto a María Fortuna Arqueo Andro los trabajos de recuperación, en la fosa número 82 aparecen los restos de Vicente Torres Pons, Federico Peiró Rodríguez y Vicente Soler Escrivá, mientras que en la fosa 113 se encuentra el olivense Adolfo Gomar Ferrando. Los datos de las personas que fueron enterradas en cada una de las fosas se han podido conocer gracias al trabajo realizado por el historiador Vicent Gabarda, que fueron publicados en un libro que informa detalladamente al respecto de los mismos.

Fue en febrero del año 2013 cuando familiares de personas fusiladas por Franco tras la guerra civil se pusieron en contacto para solicitar la exhumación de sus fallecidos, pero el Partido Popular no hizo nada para que esto fuera posible. Los interesados llevaron a cabo la venta de camisetas y rifas para conseguir fondos para este importante proyecto de recuperación de los fusilados durante la contienda.

Con el cambio político en las pasadas elecciones autonómicas, la Diputación de València publicó unas ayudas para poder llevar a cabo proyectos al respecto gracias a la delegación de memoria histórica que lleva adelante la diputada Rosa Pérez, de Esquerra Unida.

«Nos da vergüenza e indigna que hayan tenido que pasar 40 años desde la muerte del dictador para que se abran las fosas. En cualquier democracia normal, al acabar una dictadura, lo que toca es dar memoria, hacer justicia y reparar a las víctimas, y aquí tenemos las víctimas en cunetas», señaló la diputada.

Según la historiadora Elena Villasante, los fusilamientos se produjeron el 25 y 27 de octubre de 1939. La mayoría de los detenidos habían sido trasladados a la cárcel que se situó en el antiguo monasterio de Sant Miquel dels Reis de València. Casi todos ellos eran trabajadores del campo y su vinculación con la política se limitaba a la simple afiliación o simpatía con sindicatos o partidos de izquierdas.

Los trabajos que se están llevando a cabo en la fosa 82 se prolongarán durante mes y medio. Posteriormente se trasladarán a Madrid todos los restos encontrados para cotejar el ADN con el de los familiares y proceder a su autentificación. El plazo previsto del trabajo final será de un año.