A la actual calle de La Cruz de Gandia antiguamente se la conocía por «lo carrer de la Concepció», ya que al final de la misma existía una ermita bajo la advocación de la Purísima Concepción. Su existencia lo corrobora la escritura que, el 25 de junio de 1654, autorizó el notario Jaime Valentín Estop, en virtud de la cual Estéfana Prats, viuda de Gaspar Simó, y su hermana Ángela Prats vendieron a Baltasar Oriola una casa con corral de ganado contiguo, en «lo carrer de la Concepció», lindante por un lado con la ermita y por detrás con la muralla sur de la ciudad, cuya venta se otorgó por la cantidad de 120 libras.

Desde la creación del Convento de San Roque (la actual biblioteca pública) un nuevo elemento ornamental y jurisdiccional pasó a formar parte del entorno de la ermita, y con ello se cambió la denominación de la calle de la Concepción por de la Cruz. Presidiendo la fachada la ermita se ubicaba una gran columna marmórea de la cercana cantera del Buscarró sobre la cual se erigía una gran cruz de piedra labrada.

Durante la alcaldía de Jaime Torres y Roses, en 1847, la columna fue trasladada a la plaza Mayor colocando sobre ella un gran farol de reverbero que iluminó la plaza hasta la creación del primitivo mercado municipal de tenderetes. Por acuerdo municipal de 1868, y previos contactos con el Arzobispado de Valencia, la ermita de la Concepción fue demolida con el fin de conectar el huerto del convento (actual Plaza del Rey Jaime I, anteriormente llamada «de los cereales» y popularmente «del Segó») con el nuevo paseo de las Germanías. En 1890 se decidió por el consistorio municipal la creación de un mercado en el recinto de la plaza Mayor, por lo que la columna tuvo que ser retirada, y en 1891 se ubicó en la plazuela-mirador de la ermita de Santa Ana, flanqueada por dos esbeltos cipreses, guardianes celosos de su presencia en dicho entorno. La foto con las dos mujeres sentadas que presentamos esta semana es la única localizada hasta el momento y nos transmite una imagen fiel de lo que fue su basamento, no así la robusta cruz de piedra, desaparecida tras los sucesos de 1936. A la derecha, la columna, cuando estaba en la plaza Mayor, antes de construir el mercado. Esa columna, sobre la que se situó una cruz, fue reubicada el año 2012 en la plaza de Jaime I y bendecida por el abad, Ángel Saneugenio. Tras 165 años de dar tumbos por la ciudad, está situada en su emplazamiento original.