En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Manos Unidas presentó el proyecto que apoya a la Región de la Orinoquía (Colombia) en su campaña «Luchamos contra la pobreza, ¿te apuntas?».

Allí, las mujeres Sukani se unen para sacar frutos de una tierra sobreexplotada y baldía y para reclamar los derechosa unas territorios, que ancestralmente les correspondían, y de los que han sido desposeídos a beneficio de las industrias extractivas mineras y agroalimentarias.

Como la mayoría de los pueblos indígenas del mundo, los Sukani, antaño nómadas que habitaban un territorio de más de 100.000 hectáreas, a las que se sumaban otras 715.000 hectáreas de bosque, que formaban parte de la Reserva Forestal y Ecológica del Sarare, de gran riqueza vegetal y animal, se ven ahora rodeados de inmensos campos de cultivo, confinados en resguardos.

De ser un pueblo autosostenible, las comunidades Sikuani han llegado a padecer hambre y a tener gran cantidad de población, especialmente los niños, en estados severos de desnutrición.

«No podemos salir de estas tierras, porque alrededor hay fincas y el dueño no nos deja salir de aquí a cazar o a recolectar fruta», lamenta Olivia, una de las mujeres beneficiarias de proyecto de «Generación de iniciativas económicas y sociales por parte de mujeres indígenas», con el que Ciase trabaja para formar a 150 mujeres de entre 16 y 70 años, con nivel educativo medio o sin educación formal. El objetivo de este proyecto es lograr que estas mujeres alcancen cierta autonomía en el seno de sus comunidades donde, generalmente, se ven apartadas y poco valoradas, y que se reconozca su papel fundamental en la supervivencia del pueblo y en la preservación de su cultura y de su territorio.

Las mujeres de los resguardos en los que se ha puesto en marcha el proyecto participan activamente de los procesos de formación, tanto en lo productivo como en el fortalecimiento de su identidad indígena. Consolidar la organización de mujeres Sikuani, es una condición para posibilitar el desarrollo de la comunidad. «Gracias a este proyecto nos estamos preparando para reclamar nuestros derechos ancestrales», asegura Olga, en una reunión con el resto de las beneficiarias de las diferentes comunidades. «Nosotras, las mujeres, nos organizamos para ser escuchadas por el gobierno local y nacional. Así podremos salvar a nuestro pueblo y a los niños, presente y futuro de los Sukani. Reclamamos nuestros derechos y hacemos saber nuestras necesidades».

«Somos nosotras quienes ahora hacemos nuestro trabajo, quienes lo lideramos, e invitamos a los hombres a acompañarnos». Silenia, ha aprendido que cultivar en la sabana es posible. «Ahora todo lo que utilizamos es natural, no echamos abonos químicos ni tampoco quemamos los campos», dijo.