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Nuevas salas

Ábrete, Valencia

Ábrete, Valencia

Un individuo observa, curioso, a través de una puerta de vidrio. «Hace no mucho „debe pensar antes de tocar el timbre„ esto era un garaje». Cuando se decide, Cristina Chumillas, copropietaria de la nueva galería Pepita Lumier en la calle Segorbe, le sale al paso: «Es que la exposición no se inaugura hasta la noche...». Al barrio, de biorritmos lentos, le cuesta siempre acostumbrarse a nuevos elementos, como si despertara un domingo antes del mediodía. Sin embargo, las galeristas de esta sala dedicada a la ilustración y al cómic apuntan que no les ha ido nada mal en la primera semana: trece originales de Paco Roca vendidos. Los ejemplares oscilan entre los 150 y los 450 euros.

La reapertura de los Cines Aragón encontrará a unos vecinos más habituados al espacio. Pese a casi una década de letargo, la sala siempre ha formado parte del paisaje. En los últimos meses, sin embargo, le rugen de nuevo las entrañas: la cooperativa Cinemista, creada expresamente para este proyecto, lleva meses adecuando el interior para volver a proyectar películas „de reestreno„ hacia finales de octubre. «Ninguno de nosotros estaba en el negocio del cine, aunque uno viene de un videoclub», señala Ignasi García, uno de los nueve miembros de Cinemista, todos ellos valencianos. Estos días han viajado a San Sebastián para consolidar relaciones con el sector.

Los cines seguirán donde estaban, algo que no ha ocurrido con la sala de Carme Teatre, que tras el cierre hace año y medio en el barrio que lleva por nombre, ha buscado acomodo en Tendetes. «Estamos probando con el teatro infantil y eso nos está trayendo bastante gente. Queremos hacer cursos y conferencias, abrirnos a las necesidades del barrio», señala el director, Aurelio Delgado. En Gregorio Gea han encontrado un refugio con escenario más ancho «y sala climatizada». La deslocalización se lleva mejor con aire acondicionado.

Entre estos retornos e inauguraciones, ninguna sala coincide con los parámetros del 33rpm, que se presenta como un club. «Habrá música en directo solo hasta las doce de la noche, por respeto a los vecinos», advierte Titín Ibáñez, que se ha hecho cargo del antiguo pub La Linterna „calle ídem„ para convertirlo en un local con su propia lista de socios y música «de calidad y vanguardia». Cuenta ya con casi quinientos inscritos y, si usted no figura entre ellos, tranquilo, basta con dejar su correo electrónico en la puerta y pasar a escuchar, por ejemplo, a Pep Gimeno, Botifarra.

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