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Sergio Belinchón : Retazos de un pasado de ficción

Saludos desde España reza el título en alemán de la exposición del artista valenciano afincado en Berlín

Benidorm (Playa de Levante) S. B.

Saludos desde España reza el título en alemán de la exposición del artista valenciano afincado en Berlín, Sergio Belinchón, en la galería Espai Tactel de Ruzafa que puede visitarse hasta el 23 de diciembre. Se trata de una muestra de fotografía y vídeo muy particular, a través de la cual el visitante se adentra en una mirada retrospectiva hacia cómo éramos concebidos desde Alemania por los turistas que frecuentaban España partir de los años 60 y en qué medida esa visión ha ido modificándose.

Observamos una evolución del tratamiento de las imágenes respecto a las primeras apropiaciones de fotos y vídeos (en especial Súper-8) encontrados por el artista y empleados como herramienta de trabajo. La recreación en un pasado que no deja de establecer paralelismos irónicos con el presente, en el que España vuelve a ser lugar de turisteo y suelo barato desde el punto de vista de los países del norte de Europa y no tan al norte, retiro de multitud de jubilados germánicos cuya pensión da para una generosa vida aquí o unas vacaciones low cost de costas cálidas y abarrotadas.

Desde hace más de una década Belinchón ha ido trabajando en torno a temas como la naturaleza manipulada artificialmente, el concepto de simulacro y la visión del mundo por el turismo (sus obras más conocida al respecto son Paraíso, de 2006 y Sun pictures of Spain, 2006-2012). Existe un claro interés por la representación de dónde vivimos según el ojo que mira, dependiendo del ámbito y del background con el que el espectador cuenta o el ciudadano se enfrenta a su entorno, es decir, en concreto, cómo los espacios arquitectónicos definen nuestro modo de vivir o cómo los modificamos nosotros por nuestro propio comportamiento en ellos.

Tópicos críticos que parecen lejanos y no lo son tanto, porque está lo del omnipresente Benidorm que simboliza la masificación, las playas donde no cabe un alfiler fotografiadas quién sabe si ayer u hoy con un filtro de Instagram, que podrían ser estampas reales pero que juegan a la confusión. Bloques de chalés por terminar, en crudo, con hormigón a la vista, por otra parte. La luz, casi hilo estético conductor de la muestra es una iluminación intensa, todas las fotos impresionan con mucho sol, al borde de estar quemadas algunas, es la imagen tomada por el veraneante, retomada por el artista mordaz.

Cuando contemplamos esas construcciones por acabar que Belinchón enseña en un montaje expositivo sencillo en extremo, de narrativa ascendente, ecléctico y no por ello falto de cohesión, como un hotel en estructura cual ruina contemporánea... Hace pensar en el tándem turismo y crisis, en un país que ha vivido una época dorada de turistas alemanes y otros tantos atraídos por el buen clima, las siestas y la gastronomía económica de calidad, célebre dieta mediterránea que en la actualidad se empeña en refinar y reinventar su factura final unas veces con más acierto que otras.

Ese constraste de la costa masificada con las casas vacías cuya construcción no se ha finalizado es significativo de un antes y un después sobre el cual el artista pone el acento. Imposible tener la certeza de qué imágenes están manipuladas si no se pregunta al autor a bocajarro pero, ¿por qué desvelar la magia? Dejémonos llevar por sus paisajes de parque temático combinados con edificios vacíos, deshabitados, inacabados, tan perturbadores como las montañas de evocación extraterrestre cuya verdadera localización no va más allá de las islas Canarias, animales de cartón piedra o figuras de arena hiperrealistas. Un universo extraño, surreal, atractivo e hipnótico que culmina en la visualización de un vídeo en loop que muestra filmaciones domésticas de un found footage con protagonistas desconocidos que convierte al público en voyeur improvisado y ávido por visitar un pasado abrumador. La prueba de una madurez reconocida internacionalmente, una selección de obras de un artista que consolida su trayectoria en la coherencia de saberse prestidigitador de souvenirs ajenos en pos de un arte nostálgico del irresistible encanto vintage y reciclando el relato colectivo de la memoria.

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