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Hellman, Von Totó y Hunter en Mr. Pink

Ese deslumbrante mundo del arte

Ese deslumbrante mundo del arte

Con un sentido del humor elástico y travieso, muy similar al del personaje cómico Pee-wee Herman creado por el comediante norteamericano Paul Reubens, Piguy Hellman se presenta como comisario del proyecto expositivo The First Day, en el que se exhiben separadamente las obras de los «artistas emergentes» Dorotea Von Totó y Tod Hunter en dos salas divididas por una enorme lona trasparente y a las que se accede tras pasar por unas cortinas de plástico de cámara frigorífica. El vestíbulo de la entrada de la galería está decorado con carteles escritos con letras recortadas, en los que aparecen las denominadas «rapsodias» de Piguy Hellman, que no son más que sus provocadoras reflexiones artísticas. En un monitor de vídeo también pueden leerse las ocurrentes sentencias artísticas de Hellman, acompañadas de divertidas fotografías suyas: «El arte de burbujear es la causa de la burbuja del Arte»; «La escultura es aquello con lo que tropiezas cuando te das la vuelta huyendo de un cuadro»; «La obra artística puede ser entendida como un proceso de reconocimiento de la posibilidad de que un yo pueda ser o convertirse en un otro»; «Las salas de museos y galerías cada vez son más clónicas, casi todas las zonas parecen iguales. Son como un Big Mac que, vayas donde vayas, siempre sabe igual»; «Reflexión idónea para el estreñimiento crónico: Las estrategias de la ausencia ocupan en el cuadro de interferencias un tema central que implica una reevaluación de la materialidad y los conflictos diferenciados entre vacío y forma plena»; o «He leído demasiados textos de Žižek».

En los últimos meses, Piguy Hellman ha adquirido una cierta notoriedad como agitador artístico gracias a su continuada presencia en las redes sociales con sus divertidos autorretratos fotográficos y sus ácidos comentarios sobre el mundillo del arte. Internet también ha sido la plataforma de difusión de la vida y la obra de Dorotea Von Totó y de Tod Hunter. De la primera se sabe que es una joven artista gallega de origen islandés, que realiza collages con una estética pop muy colorista, falsamente cándida y perversamente inocente, que se apropia de estampas kitsch y de materiales procedentes de bazares chinos. En vez de ostentar la dignidad de un marco, sus obras están expuestas dentro de modestas fundas de plástico colgadas en hileras.

En los apuntes biográficos sobre Tod Hunter que se pueden encontrar en su página de Facebook se señala que es un artista plástico californiano, residente en Madrid, que ha trabajado ocasionalmente como chapero y actor porno gay. En su obra, el sexo homosexual en su vertiente más explícita tiene un papel protagonista. Como señala el comisario Hellman: «A Hunter le interesa mucho cómo la construcción del pensamiento se da (por lo general) a través del sexo».

También son protagonistas de sus agresivos y rudimentarios dibujos las procaces y cínicas proclamas en las que arremete contra los fraudes y las mentiras del arte. En su obra más destacada, Tod Hunter reproduce a tamaño natural el célebre urinario de Marcel Duchamp, pero pintado en negro, acompañado de una reflexión brutal: «Casi acierta Duchamp. No era un urinario la metáfora del arte contemporáneo, sino un váter».

El abrupto espíritu combativo de los dibujos pornográficos de Tod Hunter, la agridulce ironía de los vistosos collages de Dorotea Von Totó y las ingeniosas reflexiones del comisario Piguy Hellman configuran juntos un singular universo artístico que recuerda a El mundo deslumbrante (Anagrama, 2014) de la escritora norteamericana Siri Hustvedt. La protagonista de la última novela de la esposa de Paul Auster es Harriet Burden, una excéntrica artista de Nueva York, ninguneada por su condición de mujer, que decide denunciar su situación poniendo en marcha un experimento artístico transgresor en el que expone su obra a través de tres jóvenes promesas masculinas que se convertirían en sus máscaras. La novela de Siri Hustvedt es bastante sesuda, agria y oscura. También carece del sentido del humor y del espíritu irreverente y juguetón que anima la exposición The First Day en la que Piguy Hellman quiere reavivar el debate artístico en la ciudad con la exposición de las obras de los emergentes Dorotea Von Totó y Tod Hunter. En ambas propuestas, sin embargo, subyace la firme voluntad de cuestionar y denunciar los perversos mecanismos de funcionamiento no sólo del mercado artístico sino también de las instituciones museísticas y de todos aquellos que forman parte de la larga cadena de intereses de ese mundillo tan deslumbrante que es el arte actual.

*Periodista y escritor

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