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Intensa música: Elena Torres

La escritora valenciana Elena Torres, convertida en una autora inconfundible, publica un nuevo poemario dedicado al vals, el bolero, el jazz, la samba, el pasodoble y otros ritmos sobre los que vibra la vida.

Intensa música: Elena Torres

Elena Torres es ya mismo una autora con una voz bien reconocible en el vasto panorama poético español, no solo por la dilatada estela de su palabra, sino también por la sensibilidad y delicadeza con la que trata cada poema. Esa manera tan artesanal de tejer verso con verso con el hilo del ritmo bien trenzado en su naturalidad, unido a la carga emocional, tan intensa, tan honda, tan elenatorresiana ya, la hacen inconfundible entre las montañas de poetas que, como Mahoma no va a donde están ellos y ellas, han decidido mover la propia montaña hasta Mahoma y a ver qué pasa luego, como si publicar buena poesía fuera solo cuestión de buena y activa voluntad.

Cuando se leen versos como «y callan puntuales los relojes», o «intentamos mantener juntos / la distancia adecuada» por ejemplo, se puede descubrir rápidamente que, en efecto, este libro trata de ritmos existenciales que nos acompasan, a veces en solitario y otras, en cambio, en pareja. Porque no hay mejor unión que la que realiza un pentagrama y es así como lo expresa, con lúcida serenidad emocional, la poeta, quien no rechaza la seducción, ni el altercado sensitivo de lo sensual y de lo sexual que oculta todo baile de la vida. Se trata de medir bien los pasos, de saber elegir correctamente la pareja del baile para que la música adopte su nueva piel sobre nuestro rostro y nuestra palabra. También sobre nuestro silencio. Seguir el ritmo no es solo cuestión de inercia, sino también de buscar el modo de interpretar todo aquello que nos va envolviendo y es así como parece que Elena Torres ha querido ahondar en este libro, con muy expresivo título, El baile de la vida. Y lo hace también a través de una colección que va creciendo en relevancia a la hora de publicar buena poesía y que solo puedo augurar un presente y un futuro excepcionales siempre y cuando pueda soportar el empuje del mercado editorial y abra su abanico de posibilidades de voces que se sumen.

El baile de la vida es, en consecuencia, una suma de estilos de baile que es tanto como decir que se trata de un dietario de momentos edulcorados con una música de fondo, capaz de arrastrarnos a la memoria, como si nos pidieran la mano para ese último baile de la fiesta. El vals, el pasodoble, el bolero, la samba, el jazz, el tango o la fusión de ritmos copan una primera parte del libro, caracterizada precisamente porque sus poemas llevan títulos tan sumamente denotativos que no dejan lugar a dudas. Ocurre que, en verdad, el cuestionamiento de la vida, la duda, vibra dentro de esos mismos títulos tan quietos y tan reconocibles. La intención, pues, no es cambiar el modelo, sino registrar cómo hemos cambiado nosotros y nuestras intenciones, deseos, frustraciones, esperanzas o fracasos. Y la pregunta resulta obligada: ¿estamos atados a unas reglas o pasos para atenazar los bordes de lo vivido y lo por vivir? Qué interesante respuesta ofrece este libro: todo se trata de un «equívoco destino» que nos hace buscar lo solitario y lo compartido a partes iguales. Por eso lo bailes que se apuntan son, principalmente, en pareja, aunque no siempre. Luego viene una segunda parte, donde los poemas quedan sumidos en la sequedad del número, sin título propio, pero con uno general que define perfectamente la esencia de esta sección del libro «La vida es un baile de relámpagos»: un total de veinte poemas breves (no creo que haya aquí resonancia nerudiana en tan significativo número) de cinco versos todos ellos, con esa clara reminiscencia al propio pentagrama. La contundencia del rayo, elemento fundamental en los modelos rituales de transformación desde los orígenes humanos, unido al impacto emocional de la palabra compacta, comprimida en la regla rota de la connotación, y con cierto eco de aforismo encaramado a la combustión lenta de la reflexión.

De los motivos que incitan a conocer la poesía de Elena Torres da cumplida cuenta María José Pastor en el breve prólogo que abre el libro con sencillez expositiva y humildad de lectora admirada por el hallazgo de tan intensa música. Si pueden, un día de estos, decidan dejar de escuchar los ruidos de lo ocasional y transitorio para poder discernir lo esencial y duradero que hay detrás de todo lo hecho hasta ahora, y háganlo a través de las cuerdas vocales de este libro que, como si fuera el canto de una sirena, también nos tienta a hacer un alto en el camino: posiblemente sientan que también se les van los pies solos.

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