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De Ximo Berenguer, el Molino

De Ximo Berenguer, el Molino

Los directores de la galería espaivisor, Miriam Lozano y Mira Bernabeu, han sabido transmitir aquel espíritu de Ximo Berenguer través de la exposición A chupar del bote, fotografías 1974-1976. Entre los trabajos más destacables del fotógrafo de Picanya, a quien dedican la muestra que puede visitarse hasta el 18 de noviembre y con la cual inauguraron temporada participando en el evento Abierto Valencia, se encuentra la serie sobre el popular music hall barcelonés llamado El Molino.

Del romance de Berenguer con Negrito Poli, coreógrafo de El Molino, emerge la pasión del fotógrafo por el mundo de la noche, que plasmó en gran variedad de retratos en blanco y negro cargados de espontaneidad. El Burlesque llega a El Molino de la mano de sus bailarines y de muchos otros artistas internacionales. Durante los años 70 y 80 el striptease se convirtió en un acto diferencial, a veces con toques cómicos, otras con elegancia y mucha preparación cual arte escénica en toda regla. Esto empapó el trabajo de Berenguer, quien quedó fascinado y siempre mantuvo la esperanza de darle visibilidad de un cierto modo pero no pudo como le hubiese gustado pues nos dejó joven, murió en un fatídico accidente de moto.

El tiempo pasó y ahora la galería, que desde que abriera en 1982 está especializada en artistas que trabajan con soportes fotográficos, no solo ofrece un metafórico paseo de la fama por el escenario de El Molino si no que nos adentra magistralmente en el universo de Berenguer desde que pisamos la alfombra roja que cubre el suelo de la sala para la ocasión hasta las vitrinas que contienen negativos, bibliografía, postales eróticas de pequeño formato que en realidad son tarjetas souvenir originales del local y otros objetos vinculados al ambiente por entonces vivido como el recomendable DVD de la película de José Antonio de la Loma Las alegres chicas de El Molino, filme perteneciente a toda una colección de cintas propias de El Destape español.

La muestra está teniendo un notable éxito mediático y de asistencia de público, a la sazón de que una buena parte de la exposición ha sido ya vendida a poco de comenzar, nada menos que a una de las instituciones públicas que mayor inversión ha hecho en este sentido al empezar la temporada expositiva, el Institut Valencià d´Art Modern (IVAM).

En las paredes de espaivisor las fotografías de sensuales escenas de cabaret, momentos divertidos, abrazos entre amigos, sonrisas, miradas seductoras, corsés y pelucas se suceden como fotogramas que nos transportan a otra época. Con un delicado trabajo de archivo detrás, estas imágenes ven la luz probablemente como el autor lo hubiera deseado y el visitante que disfruta de la muestra se pregunta si puede haber mejor homenaje que este. Una visión descarnada de lo que sucedía en el local de variedades transgrede con aires de erotismo el contexto adecuado y respetuoso que dota al conjunto de las obras de solemnidad noctámbula y contracultural. Instantáneas vitales nos hablan de la clandestinidad de amores antaño prohibidos, de batallas que se libraron sobre el escenario y conversaciones libertarias a pie de barra; sin duda rescatar estos documentos es un acierto y acercarse a conocerlos una cita ineludible.

*Crítica de Arte y comisaria

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