Imposible escribir sobre esta imponente exposición individual de Bleda y Rosa -a buen seguro, la más completa hasta la fecha- sin felicitarse por la apertura del complejo Bombas Gens, impulsado por la fundación Per amor a l´Art. Iniciativa privada de vocación pública que ofrece una extraordinaria dimensión del mecenazgo que ojalá anticipe un cambio de modelo cultural en nuestra ciudad, en nuestro país.
Bajo el acertado título de Geografía d el tiempo, María Bleda (Castellón, 1969) y José Mª Rosa (Albacete, 1970) ofrecen al espectador una magnífica oportunidad para disfrutar y valorar la sólida, coherente y dilatada trayectoria de este tándem -premio Nacional de Fotografía en 2008- que lleva 25 años ejerciendo su profesión con la fe del investigador confeso y la disciplina del corredor de fondo.
Dicen que veinte años no es nada, y parece que fue ayer cuando las fotografías de Campos de batalla se disponían como un pelotón bien ordenado a lo largo de las paredes del Club Diario Levante, singular agitador cultural de la Valencia de la época. No en balde, esta serie constituye la piedra angular que sostiene la sólida estructura de su trabajo: la indisociable naturaleza espacio-temporal de la fotografía, la relación más que estrecha entre imagen y palabra escrita (ambos textos hermanos a la hora de conformar el sentido de su obra), la potencia de la evocación que brota cuando se muestra lo que no vemos, el drama de la historia visto desde la belleza del presente. Así, Campos de batalla de España, Europa y Ultramar despliegan sus notables efectivos junto a las series Memoriales, Origen y Prontuario. En la nave anterior, de tamaño más modesto, la primera de todas, Campos de fútbol, mantiene toda la madurez poética de su juventud.
A destacar el eficaz y cuidado montaje expositivo, cargado de intencionalidad al tratar de conectar, de identificar, de integrar, el continente (contenedor) y el contenido (expuesto) hasta hacerlos inseparables. Desde esta perspectiva, cabe acercarse a recorrer las series dispuestas en un largo anaquel central cuyas dos aguas replican en y reflejan desde el suelo, el impresionante juego de las cerchas metálicas del techo de la nave otrora industrial y ahora industrioso contenedor cultural. También la dinámica disposición de las restantes series a lo largo y ancho de los inmaculados muros contribuye a activar ese diálogo sereno y fecundo.
En coherencia con el planteamiento de la fundación, esta primera muestra ejemplifica esa firme voluntad de profundizar mediante series completas en la trayectoria de determinados autores y promover el mecenazgo implicándose con los mismos en la fase de producción. Una exposición que exige un tiempo lento de recorrido, que invita a la lectura, a la reflexión, a viajar sencillamente en el tiempo para hurgar entre los pliegues de nuestra memoria, seguras complicidades que nos harán desandar paso a paso una geografía del tiempo a la vez individual y universal.
