Apenas media docena de puestos, de los 88 autorizados, se instalaron ayer en el recinto destinado al mercado extraordinario de Navidad en su primer día de funcionamiento. Todos estaban en la Plaza del Mercado, excepto uno que estaba en la Avenida Barón de Cárcer. Cada uno tiene sus propias preocupaciones, pero el marco general es el mismo: la crisis económica y la caída de ventas.

Salvador, por ejemplo, ha instalado un puesto de juguetes de madera que puede ser de gran ayuda para su economía, pues aunque es autónomo no encuentra sitio en ningún otro mercado extraordinario de la ciudad, dice. La crisis, por tanto, es su principal amenaza, aunque prefiere sentirse optimista y esperar a los últimos días para mejorar el negocio.

Enfrente de Salvador se instaló un puesto de perfumes a granel con Victoria al frente. Esta joven dice que su negocio funciona bien y tienen buenas perspectivas. "Hoy está flojito, pero va bien, a la gente le interesa", asegura. Ella pertenece a una familia que trabaja en este sector y, de hecho, otro de los puestos de belenes es de su madre y de un cuñado. "Ninguna queja", insiste.

Elisa, sin embargo, tiene una visión muy diferente. Ayer estaba montando su puesto de belenes en la Avenida Barón de Cárcer, el único que había en esta calle y el único que estará fuera de la acera destinada al mercado navideño. Esa es precisamente su queja, pues hace tres años le dijeron que sólo sería una Navidad y sigue estando allí, donde las ventas se reducen mucho, afirma. Elisa cree que después de 35 años de trabajo y más de 100 euros de cuota, merece mejor trato.