La Cámara de Contratistas de la Comunitat Valenciana considera «una solución política cortoplacista, ocurrente y tercermundista» la posibilidad de renunciar al túnel pasante (para el AVE y las cercanías), apostar sólo por ampliar el túnel ferroviario del Cabanyal y dejar a la Estación Norte en su condición de fondo de saco porque peligra el eje mediterráneo.

El gerente de la Cámara de Contratistas, Manuel Miñes, reacciona así a las intenciones del Ministerio de Fomento de dejar en suspenso la ejecución del túnel por el centro de Valencia y que han sido aceptadas y aplaudidas tanto por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, como por la consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig (aunque después matizaron su postura).

«Vender a los valencianos que, para adelantar 8 o 10 minutos el AVE Valencia-Castelló, pensábamos gastarnos 300 millones de euros es una verdad a medias o una maldad y oculta las verdaderas razones que son de oportunidad política, sin ver la trascendencia que a medio plazo conlleva esta supresión».

Porque, a juicio del gerente de la Cámara de Contratistas, «dejar nuevamente a Valencia como estación término (en fondo de saco) y no como estación pasante, persistiendo los movimientos de entrada y salida, no sólo afectan al AVE a Castelló, sino a todo el tráfico ferroviario de pasajeros norte-sur y viceversa (desde Málaga, Murcia, Alicante, Valencia, Castelló, Tarragona, Barcelona...). Mantener el fondo de saco en la Estación del Norte es tercermundista».

Además, advierte Miñes, «el túnel del Cabanyal, con sólo dos vías, debe soportar actualmente, y con la operación cortoplacista planteada por la alcaldesa también en un futuro, el tráfico de mercancías de larga distancia (incluida la Factoría Ford, el tráfico de mercancías del Puerto de Valencia en ancho UIC e ibérico, los trenes de larga distancia, los trenes de cercanías Valencia-Caudiel, Valencia-Castelló y, finalmente, el AVE en ancho UIC a Castelló y Barcelona y el futuro tráfico procedente del sur (Murcia, Alicante) y el de Madrid».

El ojo de aguja de Serrería

Los contratistas consideran que la opción de quedarse sólo con el túnel del Cabanyal supone «jugar con fuego con el ojo de aguja de Serrería porque una simple avería, altercado o colapso ferroviario puede dejarnos aislados ferroviariamente de Europa» porque «todo el tráfico ferroviario sur-norte (sin pasar por Madrid) depende del túnel del Cabanyal». Aunque, ironiza, «siempre tendremos el alivio de ir marcha atrás, desviarnos por la Encina, Albacete, Madrid, Lleida, Tarragona, Barcelona circunvalando Valencia. A eso nos llevaría la política cortoplacista de suprimir el eje pasante y no tener habilitado un bypass ferroviario por el área metropolitana».

Precisamente sobre esta última cuestión, Manuel Miñes recuerda la necesidad de tener una «visión más general centrada en resolver el problema ferroviario de Valencia y su corona metropolitana» antes de 2024, tal como han defendido los ingenieros de transportes de los colegios de ingenieros de Caminos, Industriales, la Politécnica y Ferrmed. Por ello la Cámara de Contratistas se brinda a estudiar la correspondiente explotación a corto y medio plazo del túnel de Serrería y la viabilidad económica de la funcionalidad del bypass ferroviario de mercancías de Valencia, en paralelo y junto a la prevista duplicación del bypass carretero, en colaboración con la Conselleria de Infraestructuras, la Cátedra de Transportes de la UPV, Renfe y la dirección general de Ferrocarriles».

Y, concluye, «el tema es tan importante y urgente que la delegada del Gobierno y la consellera deberían desmontar cualquier posibilidad de supresión definitiva del eje pasante».