Pontevedra, la más pequeña de las capitales gallegas y gobernada por el BNG desde 1999, ha desarrollado en los últimos años lo que ellos denominan como «medio ambiente urbano», es decir, hacer la ciudad más habitable. Y para lograrlo, transformaron por completo el modelo de movilidad, hasta tal punto que en lugar de perder población „la tendencia de las grandes urbes„, aumentó la cifra de vecinos.

El resultado de sus medidas fue espectacular y ha sido premiado por su excelencia urbana por la ONU, la ciudad de Nueva York o países com China. ¿En qué consistió este pequeño «milagro»? En los últimos 20 años Pontevedra logró reducir un 78% el tiempo perdido en atascos mejorando un 35% la fluidez y por décimo año consecutivo, no ha registrado ninguna víctima mortal por accidente de tráfico.

Valencia, que aspira a revolucionar el espacio urbano para devolver espacios de calidad al viandante y reducir el impacto del tráfico motorizado, se mira en el espejo de Pontevedra para dar un salto cualitativo de similares consecuencias.

El concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, mostró ayer a su homólogo de Pontevedra César Mosquera „también vicepresidente de la Diputación„ las medidas que está adoptando Valencia para transformar la ciudad, con un pequeño paseo por el entorno de la Lonja. Mosquera bendijo» la política del tripartito en materia de movilidad. «Aquí se están dando pasos firmes y decididos en la buena dirección. No podemos conocer la idiosincrasia de la ciudad, pero en el poco tiempo que lleva la dirección es la correcta», aseguró.

Durante su paseo, Mosquera contó que su principal plaza, similar a la Plaza del Ayuntamiento, tenía un tráfico de 30.000 vehículos diarios y que un buen día decidieron peatonalizarla. «Y no pasó nada, porque la ciudad recuperó un espacio vital para la convivencia, disfrutando del espacio público», dijo orgulloso.

Más zonas peatonales

Entre las recetas aplicadas en Pontevedra destaca la limitación de la velocidad máxima a 30 km/h en toda la ciudad, con zonas urbanas incluso con límite 20 km/h; además se apostó por zonas de preferencia peatonal con el aumento del 60% del espacio de calles y plazas dedicadas a ellos y a ciclistas en el casco urbano así como la eliminación completa de barreras en toda la ciudad.

«Con todas las medidas que adoptamos, la sensación de peligro en nuestras calles es mínima y para nuestra sorpresa nos premiaron, aunque no teníamos la sensación de hacer algo extraordinario. Hoy demográficamente se ha producido un hecho insólito. La gente salía de la ciudad buscando calidad de vida y ahora ha vuelto. Hemos recuperado el 33 por ciento de la población», aseguró César Mosquera.