Un asador argentino tomará el relevo a uno de los establecimientos de restauración emblemáticos, uno más, que echa el cierre en en el centro de València. Pasan los años y nombres referenciales durante décadas en el mundo de la cocina del «cap i casal» cumplen su ciclo vital. Desplome del negocio, reorientación, jubilación o traspaso propician el cambio en los rótulos y, con él, una parte misma de la historia de la ciudad. En este caso es Chez Lyon, en cuyas paredes se habría escuchado una gran parte de la vida de la ciudad de València de todo el periodo democrático. Porque el restaurante de la calle En Llop ha sido, durante las décadas que estuvo abierto, un lugar de referencia y reunión de la clase política e intelectual. El hecho de que estuviera prácticamente al lado del edificio municipal, y ese punto de fortuna y acierto que permite a un establecimiento convertirse en referencial, propició que, a lo largo de estos años, políticos, intelectuales y periodistas se dieran cita en el mismo, ya fuera para diseñar estrategias como para preparar gestiones o comentar lo sucedido. En un lugar estratégico, también se dieron cita ejecutivos de toda firma asentada en una plaza casi sin viviendas, actores del Principal o el Olympia y todo tipo de llegadores, con buena o mala intención, que perseguían algo en un centro de poder como es el de la casa de la ciudad. También visitantes y turistas, pero menos, mucho más proclives a cualquiera de las infinitas ofertas de comida rápida y franquiciada que existen en el eje central de la ciudad. Chez Lyon era el restaurante del jazz y de las creaciones literarias de su dueño.

Paco, Francisco Mateu, ha tomado la decisión de echar el candado y sus estancias, pocas pero suficientes, dejarán de albergar sus especialidades, el steak tartar, el pato, el carpaccio, por los churrascos. Podría ser el barrio de Russafa el escenario de su reaparición, pero eso sólo el tiempo lo dirá. El chef poeta o el poeta chef, capaz de meter sus creaciones en una botella para que se lanzaran al mar o al salón de casa, pero siempre con una buena causa detrás. El hombre de los secretos guardados, fuera cual fuera el color ideológico del comensal, incluyendo una Rita Barberá que fue una de sus más fieles clientas.

Aluvión de elogios

Un cierre a pesar del reconocimiento casi general, incluyendo los cada vez más cuestionados, por rigurosos y rencorosos, comentarios en las redes sociales: su perfil de facebook era la perfección absoluta: cinco estrellas tras 57 opiniones. Y en el temible Tripadvisor no le iban nada mal: el 83% lo consideraba muy bueno o excelente. «Llevamos años yendo a este restaurante, es un sitio muy familiar , acogedor , y con un trato excepcional. La comida buenísima y con una presentación fabulosa», «Toda la comida es excelente, pero destaco los platos de paté, pato y atún. Pero eso no es todo... El servicio es excepcional con un trato extremadamente atento y amable», «Calidad y familiaridad es lo que más nos llama la atención y es que Paco eso lo sabe llevar como nadie» o «Ya iba con mis padres y lo sigue regentado parte del personal. Gran steak tartar» son algunos de los piropos que, con los fogones ya apagados, no volverán a escucharse.