Hace apenas unos meses, este periódico se hacía eco de las denuncias que los vecinos de esta misma casa habían presentado en la comisaría de policía provocadas por la actitud de los ocupantes. Ruidos, fuegos e incluso amenazas de muerte son algunas de las molestias que han tenido que soportar los residentes de la calle Pare Lluis Navarro por parte de los ocupantes del número 170.

Una de las residentes cercana a la vivienda, María Luisa Maruny, de 70 años de edad, denunciaba el acoso al que se veía sometida por parte de los okupas. Arrojaban piedras hacia su casa, ponían música fúnebre con un volumen muy alto e incluso, en alguna ocasión, la intimidaron con un cuchillo.

Maribel Doménech, miembro y portavoz de Salvem el Cabanyal, confirma que esta residencia «ha sido desde hace tiempo, un espacio que ha destacado por el no respeto al vecindario». La mala respuesta de sus habitantes hacia las quejas vecinales han hecho de la vivienda un verdadero foco de problemas que han complicado la vida de las familias del Cabanyal.