La yesca es una enfermedad que se desarrolla en el interior de la madera y provoca la muerte de muchas cepas. Los hongos se desarrollan preferentemente en las células del xilema y obstruyen los vasos, impidiendo la correcta circulación de la savia, provocando la muerte de la cepa por necrosis.

La Unió de Llauradors i Ramaders ha pedido a las Administraciones Públicas que inviertan más dinero en investigación para buscar un producto eficaz contra la yesca.

Otras plagas que afectan a la vid como el oideo, el mildiu o la polilla sí tienen tratamientos fitosanitarios para neutralizarlos.

En épocas de sequía, la yesca se expande con mayor rapidez y se produce un rebote de este hongo. Hoy por hoy no hay ningún producto eficaz en el mercado capaz de combatirla.

Hace muchos años se usaba el arsenito de sodio, un fungicida que resultaba muy eficaz, pero que, sin embargo, fue prohibido por su alta toxicidad y ser muy nocivo para la salud humana. Sin embargo, en algunos países de la UE su uso está permitido.

Cada vez son más los campos y las explotaciones vitivinícolas afectadas por la yesca, con la consecuente pérdida de rentabilidad para el agricultor, sin que hasta el momento se haya encontrado una solución.

Hablo con conocimiento de causa. Yo mismo sufro los efectos de la yesca en un campo de tempranillo que transformé de vaso a espaldera. En 4,5 hectáreas de viñedo hay cerca de 3.000 cepas infectadas.

La yesca se propaga con mucha facilidad y es conveniente después de la poda limpiar las tijeras, así como durante la vendimia, si hace con máquina, extremar al máximo todas las precauciones. Es conveniente, para evitar infectar otras cepas, que la vendimiadora que ha estado trabajando en un campo con yesca se desinfecte previamente antes de entrar en otro campo libre de enfermedades.

Como reconoce el profesor y enólogo Joan C. Martín, la yesca es la amenaza más trágica desde la filoxera que provocó una grave crisis vitivinícola en Europa y se necesitaron más de 30 años para poder combatir la plaga.