Ya era hora que los empresarios y las entidades financieras como el Sabadell o Caixabank se pronunciaran sobre el proceso soberanista y las consecuencias económicas que tendría una eventual declaración unilateral de independencia tras el 27-S, si prospera la candidatura soberanista de Junts Pel Sí, más allá de quedarse fuera de la UE y de la moneda única, como ya ha dicho por activa y por pasiva Bruselas.

Dichas entidades, sopesan la posibilidad de marcharse fuera de Cataluña ante el riesgo de una Catalunya independiente y aislada internacionalmente, que pondría en serio peligro la estabilidad financiera.

Hasta ahora, tanto empresarios como banqueros habían mantenido una posición prudente respecto al desafío secesionista, apelando al diálogo y a la concordia, pero muchos echábamos en falta un mayor compromiso y una postura clara y contundente por parte del tejido empresarial catalán, antaño aliado incondicional de CiU.

La banca ha decidido seguir los mismos pasos que adoptaron tanto el Royal Bank of Scotland como Lloyds de anunciar unas semanas antes de las elecciones en Escocia, que, en el supuesto de que Escocia se separara del Reino Unido, trasladarían su sede social a Inglaterra. El resultado de aquel referéndum todos ustedes lo conocen y ganó el No a la independencia. Un dato: Casi la mitad de los votantes (47%) temía quedarse fuera de la UE.

Desconozco si aquella noticia fue determinante en el resultado o no, pero lo cierto es que caló en el electorado de los indecisos, que son, precisamente, quienes tiene también la última palabra en las elecciones del 27-S y pueden con su voto inclinar la balanza hacia un lado u otro. Ojalá, lo que han dicho ahora los empresarios catalanes sirva para algo y tenga su reflejo en el resultado electoral del próximo 27 de septiembre.