No puedo estar más de acuerdo con la decisión del presidente francés François Hollande de bombardear posiciones del EI en Siria, después de los terribles atentados de París que se han cobrado la vida de 129 personas y han dejado más de 350 heridos.

El ataque terrorista este pasado fin de semana en el corazón de París fue un acto de guerra como afirmó el propio Hollande, pero también un ataque contra la humanidad como reconocía el propio Obama y en este sentido, la respuesta ante una acción terrorista de esta naturaleza debe ser conjunta de todos los países aliados europeos, también de España y no únicamente de Rusia y Francia porque la amenaza es global y está en peligro nuestro sistema de libertades, incluso, la propia democracia.

La solidaridad internacional se demuestra con hechos.

La respuesta militar del gobierno francés, bombardeando la ciudad de Raqa, considerada la capital oficiosa del ISIS debe entenderse como un acto de legítima defensa, al igual que hizo EEUU, tras el atentado de las Torres Gemelas del 11-S.

No quiero terminar estas líneas sin resaltar la unidad y la firmeza que han mostrado los ciudadanos franceses ante un episodio tan execrable como este, dando un magnífico ejemplo de entereza y dignidad, que ya quisieran muchos.