El inefable Iglesias Turrión, antes, incluso, de que quien ha ganado las elecciones, es decir, Mariano Rajoy trate de buscar los acuerdos necesarios para ser investido presidente, como ocurre en todas las democracias del mundo, ya se postula de entrada como vicepresidente en un hipotético acuerdo con el PSOE. Y, tal como está el patio, menos mal, que ha cedido la presidencia a Sánchez porque conociendo su soberbia podría haber sido al revés.

Antes de las elecciones, la línea roja para Podemos era el referéndum de autodeterminación en Cataluña, sí o sí, ahora eso ya no es obstáculo alguno y ha pasado a un segundo plano. Después de los comicios, lo importante para la formación morada era acometer un plan de choque contra la pobreza, ahora a pocos días de que se agote el plazo para formar gobierno, ya da igual lo que se aborde, con tal de llegar al poder. Han cambiado las propuestas por los sillones. Lo importante es barrer al PP del Gobierno y de las instituciones para ponerse ellos: Los mismos que aplauden a Chávez y Maduro. Los mismos que afirman que los medios de comunicación privados no garantizan la pluralidad informativa. Los mismos que, por cierto, dijeron que el cambio empezaba en Grecia con el triunfo de Syriza y ahora el partido de Alexis Tsipras se ha plegado a las exigencias de Bruselas y está aplicando recortes, como hizo el PP como le exigía igualmente Bruselas. Porque por desgracia no se puede nadar a contracorriente y menos aún en un mundo tan globalizado como el actual.

El autoproclamado vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias debería dar explicaciones sobre el presunto dinero procedente de Irán y Venezuela.

No basta con decir que cualquiera puede entrar en su web y consultar las finanzas del partido y que todos sus dirigentes son impolutos. Además de decirlo, hay que demostrarlo y cuanta mayor transparencia haya, mejor para todos.

Digo yo, que al señor Iglesias le han entrado prisas por llegar a Moncloa, bueno la verdad es que nunca las ha disimulado, pero cuando aún están lejos de llegar a un acuerdo con el PSOE me parece cuanto menos prepotente, insensato y precipitado por su parte. Por ese mismo orden.

Entre otras razones porque el señor Rajoy todavía puede ser investido presidente del Gobierno. Y en política hasta el último minuto cuenta, si no que se lo pregunten a los catalanes. Pero escuchando al señor Iglesias y su alter ego parece que hayan sido ellos los que han ganado las elecciones y aunque con unos resultados brillantes, no dejan de ser la tercera fuerza política.

España necesita un gobierno que aporte estabilidad y confianza porque entre otras razones eso es precisamente lo que esperan los inversores de nosotros: Un país sin incertidumbres donde poder invertir sin sobresaltos. Un gobierno que defienda la unidad de España y la lucha contra el terrorismo yihadista. Que sea europeísta. Y en esas cuestiones, que son sustanciales, los tres partidos constitucionalistas: PP, PSOE y Ciudadanos están de acuerdo y con esos mimbres y, por supuesto, con voluntad de acuerdo por ambas partes, anteponiendo los intereses de España a los personales, el acuerdo todavía es posible. No hay que tirar la toalla por muy mal que pinten las cosas.

Cuando desde Podemos dicen y también desde otras fuerzas de extrema izquierda, que los españoles han votado cambio para justificar ese gran acuerdo multicolor de izquierdas, que incluiría a Podemos, IU, ERC o Bildu, me pregunto si Sánchez más allá de ser investido presidente va a conseguir gobernar el día a día y sacar adelante las leyes con semejantes compañeros de viaje. Sinceramente, creo que no.