Aunque el acuerdo al que ha llegado el PSOE y Ciudadanos no es suficiente para que Pedro Sánchez sea investido presidente, sí es importante reseñar, al menos, desde mi modesto punto de vista, que cuando hay voluntad de llegar a acuerdos es posible alcanzarlos, aunque a priori las diferencias ideológicas entre ambos pudieran parecer insalvables.

Independiente de que el acuerdo no sea suficiente para la investidura de Sánchez porque obviamente los números no salen, 90 y 40 no suman mayoría absoluta, con lo cual, sería necesario que se sumaran al acuerdo otras formaciones políticas, lo cierto es que es muy positivo desde el punto de vista democrático, ver a dos formaciones como son el PSOE y Ciudadanos tratando de sentar la bases para un acuerdo, que a tenor de lo escuchado a Albert Rivera va más allá de un simple apoyo de investidura. El PP debería darse cuenta de que en un sistema parlamentario no basta ganar las elecciones para poder gobernar. La fragmentación del Parlamento tras el 20-D hace necesarios los pactos y los acuerdos y aunque algunos quieran rizar el rizo, sólo hay dos opciones posibles: Un gran acuerdo PP-PSOE-Ciudadanos o una gran coalición formada por PSOE-Podemos-IU-Compromís y grupos independentistas, cuya gobernabilidad sería muy complicada y pondría en peligro la unidad de España. Si no se dan una de estas dos hipótesis, iremos de nuevo a elecciones, cuyos resultados y así lo vaticinan las encuestas, serían muy parecidos a los actuales.

Creo que el PP se equivoca, diciendo que van a votar no a la investidura de Sánchez, dando por roto cualquier intento de diálogo porque la prioridad para los populares sigue siendo que Mariano Rajoy sea presidente y no ven más opciones que esa. En política muchas veces hay que ser pragmáticos y el PP debería elegir entre formar un gobierno con el PSOE y Ciudadanos, sacrificando si fuera necesario la presidencia o dejar que sigan las negociaciones entre el PSOE y Podemos y se cierren con éxito.

Los populares tienen ahora una ocasión de oro para poner en práctica lo que siempre han preconizado: altura de miras y visión de estado en aras de la estabilidad gubernamental.

Quiero reseñar la buena actitud y la buena predisposición al diálogo que han mantenido desde el primer momento tanto Pedro Sánchez como Albert Rivera, anteponiendo propuestas, ideas y contenidos a sillones, ministerios y despachos, como pretendían otros.

El PP debería tomar buena nota de ello, bajar de su pedestal, tender la mano y sentarse a dialogar para llegar a acuerdos con el PSOE y con Ciudadanos y facilitar una gran coalición, que dote al país de un Parlamento sólido y fuerte, que permita acometer las reformas necesarias que necesita el país, que son muchas y requieren apoyos lo suficientemente holgados para sacarlos adelante y eso sólo es posible con una amplia mayoría.