Era de prever que el colapso que está sufriendo la economía catalana iba a tener consecuencias negativas sobre el conjunto de la economía española. Esta misma semana lo advertía la OCDE en su informe anual. Otras casas de análisis y organismos internacionales como el FMI apuntaban en la misma dirección. El Banco de España cifró entre 3.000 y 27.000 millones el impacto de la crisis catalana en los próximos dos años. Algo más optimista en sus previsiones ha sido la Autoridad Fiscal que ha cifrado el impacto económico entre 3.000 y 12.000 millones de euros.

Salir o no de esta crisis va a depender de lo que dure la incertidumbre tras el 21-D, que de momento ya ha ocasionado la salida de cerca de 3000 empresas, la caída de las pernoctaciones hoteleras, de la venta de viviendas y de automóviles. Pero también otros sectores como el pequeño comercio se han visto resentidos por la situación generada por el "procés". A eso hay que sumar la caída de las inversiones en suelo catalán y la pérdida de algunos certámenes, congressos y ferias que han preferido buscar otro emplazamiento ante las continúas tensiones políticas generadas en Cataluña.

Ya es sabido que el dinero es muy cobarde. Revertir esta situación va a depender del resultado electoral del 21-D y, sobre todo, de la voluntad que tengan los políticos de enterrar definitivamente el "procés" y la vía unilateral de la independencia ,que han provocado una gran fractura social en la sociedad catalana y también en el resto del Estado español.