Un guardia civil que estaba fuera de servicio se encontró a una perra moribunda de raza podenca. Le habían descerrajado un tiro y como consecuencia del disparo la habían dejado sin nariz y sin boca. Los veterinarios certificaron que había recibido dos tiros de escopeta a corta distancia. Debido a las graves heridas que sufrió el animal tuvieron que sacrificarlo. Una asociación animalista que se llama Libera ha ofrecido 1000 euros de recompensa a quien facilite algún tipo de información para localizar al salvaje que ha cometido este brutal acto de violencia contra un animal indefenso.

Los hechos han ocurrido en un pequeño pueblo de Galicia, Verín, que solo unos meses antes vivió un episodio parecido de maltrato animal, cuando un vecino descuartizó con su hacha a una de sus mascotas.

No ha faltado enseguida quien ha querido criminalizar a todo el colectivo de cazadores por lo sucedido en Verín, afirmando que los cazadores se deshacen de sus perros cuando no sirven para la caza o son ya viejos. pegándoles un tiro, echándolos a un pozo o colgándolos de un árbol. Afirmación que desmiento categóricamente porque es sencillamente falsa, además, de tremendamente injusta. En todos los colectivos hay gente indeseable y la caza no es ninguna excepción. Por eso es importante erradicar y luchar contra esta lacra social, que es el maltrato animal con toda la fuerza de la Ley.

Los que se atreven a hacer esto con un animal, no son cazadores. Son unos malnacidos que ensucian el buen nombre de la caza y que deben acabar en la cárcel, con la máxima pena que se les pueda imponer.

Soy cazador, y jamás haría daño a un animal. Y como yo, la inmensa mayoría de los cazadores. Hay que denunciar este tipo de hechos para que no vuelvan a repetirse en el futuro porque son absolutamente nauseabundos y repudiables.

Que no sea este un nuevo motivo para comenzar una caza de brujas contra los cazadores, que somos los primeros en repudiar este tipo de actos.