Otro episodio más de violencia en el fútbol. Los enfrentamientos entre aficionados del Spartak de Moscú y el Athletic han dejado un ertzaina muerto y cientos de destrozos en las calles de Bilbao.

Estos energúmenos, que dicen ser aficionados al fútbol, pero que son unos auténticos terroristas han venido a España, no con la intención de apoyar a su club y animar a su equipo, que sería lo lógico, sino para armar bronca y causar cuantos más destrozos mejor. La historia se repite. Partidos de alto riesgo que necesitan de un amplísimo despliegue policial para garantizar la seguridad de los ciudadanos.

La mayoría de ellos están fichados por la policía, ¿por qué entonces se les ha permitido entrar al país? ¿Cómo es posible que se les deje acceder a los estadios?

La UEFA amenaza ahora al club ruso, con un largo historial de violencia a sus espaldas, con retirarlo de las competiciones internacionales. Poca sanción me parece, después de lo sucedido. No solo debería estar prohibida su presencia en la competiciones internacionales también en el resto de torneos, como la liga que juega en su país. Fuera del fútbol. No les queremos. Esta gentuza no representa el fútbol. Representa lo peor de la especie humana. El fútbol es pasión, pero nunca violencia.

Erradicar la violencia de los campos de fútbol es posible, si hubiera un compromiso por parte de los dirigentes de los clubes de fútbol, de todos y de todas las categorías, de dejar de seguir apoyando a los grupos ultras, que solo generan violencia y odio.