Seguimos sin saber vender nuestro vino. Se impone la cantidad antes que la calidad. Las cifras no dejan lugar a dudas. El precio medio de litro de vino español ha sido de 1,25 euros frente a los 6 euros de Francia o los 2,78 euros de Italia.

Somos el principal país exportador, con casi 23 millones de hectolitros y una cifra de negocio de 2.850 millones de euros.

Sin embargo, si comparamos estas cifras con Francia, principal destino de nuestras exportaciones, se observa como con menos litros (15 millones de hectolitros), las ventas ascendieron a 9.000 millones de euros. Y algo parecido sucede con Italia, con 6.000 millones de euros y 21 millones de hectolitros. La razón es que venden el vino infinitamente mejor que nosotros.

El bajo precio viene condicionado por los graneles baratos, que se venden a un precio medio de 0,47 euros litro. En 2017, el vino a granel supuso unas ventas de 12,6 millones de hectolitros frente a los 10,2 millones de hectolitros de los vinos envasados. Mientras esta situación no se revierta y seamos capaces de vender más vino envasado y menos granel, es decir, vino con mayor valor añadido, no seremos rentables. El reto es apostar por la calidad en detrimento de la cantidad. Los franceses y los italianos lo saben hacer muy bien y defienden como nadie su producto. Nuestros vinos no tienen nada que envidiar en calidad a los que elaboran nuestros vecinos en Europa.

El consumo en España sigue bajando a marchas forzadas. De los 14 millones de hectolitros que se consumían en 1997, se ha pasado a los 10 millones en 2017. Y continúa el goteo a la baja, mientras, por ejemplo, aumenta el consumo de cerveza. Hacen falta campañas de publicidad y marketing en favor del consumo del vino, como si hacen, las compañías cerveceras.

Como el mercado nacional no responde, la única salida para el vino español pasa necesariamente por la exportación. Con mercados como el americano, especialmente Canadá con un incremento del 50% o el chino que siguen al alza, con un aumento del 48% en volumen hasta 1,4 millones de hectolitros, lo que sitúan a China como el quinto mercado, tras Francia, Alemania, Reino Unido e Italia.