Las guerras comerciales nunca son buenas porque al final todas las partes salen perjudicadas. Pese a ello, el presidente Donald Trump sigue con su política de aranceles para proteger la industria estadounidense, fruto de ese proteccionismo a ultranza, ausente en EEUU desde el periodo de entreguerras, hace ya un siglo. Desde entonces la robusta economía estadounidense se ha basado en el comercio, en la compraventa de bienes y servicios con terceros países, que la han situado como la primera potencia económica mundial.

Si EEUU persiste en su política arancelaria y tiene todos los visos de seguir haciéndolo, China ya ha amenazado con nuevos aranceles a productos de EEUU por valor de otros 60.000 millones de euros.

Aunque España, como país miembro de la UE está en cierta manera a salvo de la guerra comercial desatada entre EEUU y China porque el 68% de sus exportaciones se hace a países de la UE, sí es cierto que el 32% restante del comercio exterior está expuesto a sufrir un importante varapalo, si EEUU persiste en su idea de proteger su economía a cualquier precio. El sector más sensible sería la industria del automóvil , que facturó más de 100.000 millones de euros en 2017 , lo que representa el 8,6% del PIB.

España no solo exporta automóviles . También componentes y piezas para la fabricación y el ensamblaje de vehículos en otras partes del mundo. Si la guerra comercial entre ambas potencias se recrudece y todo apunta a que el presidente Trump va a seguir aplicando aranceles a las importaciones chinas en EEUU mientras la balanza comercial sea favorable al gigante asiático, España sería uno de los principales países en notar ese impacto en su economía. Y la lista de productos sometidos a fuertes aranceles podría ir en aumento.