Hace ya mucho tiempo que la ceremonia de los Goya se ha convertido en un escaparate reivindicativo de la izquierda, sobre todo, cuando gobierna la derecha. En esta última edición con el cansino Pedro Almodóvar hablando de la generosidad del cine español, no escuchamos ni una sola crítica a la ley de amnistía, a los asesinatos de los guardias civiles en Barbate o a la huelga de agricultores que estaban manifestándose muy cerca de donde se encontraban todas las celebreties. No hubiera estado de más escuchar alguna palabra de solidaridad hacia los familiares de los guardias civiles asesinados en Barbate. Escuchar la dimisión de Marlaska es ya mucho pedir.

Hace mucho tiempo que dejó de interesarme la ceremonia de entrega de los Goya, no así el cine español, del que he sido y sigo siendo un ferviente seguidor. Me alegro del éxito de la película de Juan Antonio Bayona, “La sociedad de la nieve”, con grandes posibilidades de triunfar igualmente en los óscars. También del Goya a José Coronado, un actor que ha evolucionado a mejor con el paso del tiempo. Sigue pendiente el Goya al director Víctor Erice, responsable de obras maestras cinematográficas como: El Sur o El espíritu de la Colmena.

Me gustó mucho que la actriz homenajeada Sigourney Weaver hiciera una mención especial y de agradecimiento al trabajo de los dobladores. En este caso a la que ha sido su voz durante innumerables películas: María Lluisa Solá. Un trabajo que pasa muchas veces desapercibido y donde el cine español cuenta con enormes profesionales, no siempre reconocido como se merece.

Es evidente que el cine español no es rentable en términos económicos, pese a las cifras falsas que dio el director manchego. El cine español es deficitario. Lo ha sido siempre. Recibe más subvenciones de lo que ingresa en taquilla. Pero de igual manera que se apoya a otros sectores, el Estado debe seguir apoyando al cine español porque la rentabilidad de la cultura no se mide en términos económicos.

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León García Gallardo presente en la gala que no tiene asignada ninguna competencia dentro del Gobierno de Fernández Mañueco se refirió a la gente del cine como “señoritos”. Que esto lo diga precisamente un político al que no se le conoce oficio ni beneficio, echa “pa’tras”.