Pedro Sánchez fue elegido presidente del Gobierno en la anterior legislatura, gracias a una moción de censura que salió adelante tras conocerse la sentencia de la Gürtel que condenaba al PP por financiación irregular.

La corrupción fue lo que hizo caer al Gobierno de Mariano Rajoy. Solo han pasado seis años desde aquella moción de censura y ahora es el Gobierno de Pedro Sánchez el que está en la picota, tras conocerse la información del hombre de confianza de José Luis Ábalos y su presunto enriquecimiento con la venta de mascarillas durante la pandemia. Lo que se ha dado en llamar “caso Koldo”, bien podría llamarse “caso Sánchez”.

Estamos ante un caso de corrupción gravísimo, con la agravante de que se produjo cuando en este país morían cientos de personas al día como consecuencia del Covid.

La izquierda quiere desviar la atención, comparando este caso con el del hermano de la presidenta de la Comunidad Isabel Díaz-Ayuso. Un asunto que fue investigado por la fiscalía y que fue archivado y que, por tanto, no quedó en nada, pese a que desde un punto de vista moral y ético es muy reprobable que alguien pueda enriquecerse, cobrando comisiones en lo peor de la pandemia.

No parece que vaya a pasar lo mismo con el “caso Koldo”. Resulta difícil creer la versión del ex ministro Ábalos cuando Koldo García era su hombre de confianza y fue nombrado por él, que no estuviera al corriente de lo que hacía su mano derecha.

Otra cuestión a dilucidar es cómo un personaje como Koldo Aguirre pasó de portero de puticlub a tener tanto poder, siendo nombrado consejero de Renfe y vocal del Consejo Rector de Puertos del Estado, organismo dependiente del ministerio de Transportes. Todo esto sin la más mínima formación. Su mujer y su hermano también cobraban sueldos públicos.

El asunto huele bastante mal. La investigación está en marcha y veremos las implicaciones que tiene dentro del Gobierno. Tanto el ministerio de Transportes como el ministerio del Interior contrataron con la empresa de Koldo Aguirre la compra de material sanitario, donde presuntamente se cometieron las mordidas. También la presidenta del Congreso, Francina Armengol, siendo presidenta de Baleares contrató con esta empresa.

La oposición tiene chicha para morder y hacer sangre.

Sánchez que se presentó como el adalid contra la corrupción sigue manteniendo en el cargo a Ábalos que se niega a dimitir, sin ser consciente del daño que está haciendo al partido.

La estabilidad del Gobierno está más en entredicho que nunca. Ante este panorama no sería nada descartable que Sánchez anticipara elecciones, previsiblemente después de las europeas.

Sánchez ha salido de situaciones complicadas, pero esta se me antoja que puede ser el fin de su carrera política.