Los huevos de gallina son un alimento muy común y nutritivo. No es para menos porque son ricos en proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales. Además, son relativamente económicos y fáciles de encontrar en la mayoría de los supermercados o tiendas.

Los huevos suelen tener una cáscara dura y resistente que protege el interior del huevo de bacterias y otros microorganismos dañinos. El interior está compuesto por la clara, que es la parte blanca y gelatinosa, y la yema, que es la parte amarilla y esponjosa. La yema contiene la mayor parte de los nutrientes del huevo, incluyendo proteínas, grasas saludables, vitaminas A, D, E y K, y minerales como el hierro, el calcio y el zinc.

Consejos para reconocer un huevo en mal estado

Además de ser una buena fuente de nutrientes, los huevos de gallina son muy versátiles en la cocina porque pueden cocinarse de muchas maneras diferentes, o bien utilizarse en la preparación de muchos platos.

Huevos: si ves esto al abrirlo, tíralo inmediatamente.

Sin embargo, un huevo puede ser un peligroso transmisor de bacterias y ocasionar importantes enfermedades. De ahí, la importancia de saber reconocer un huevo en mal estado. Si abres un huevo y notas algo de lo que te relacionamos a continuación, tíralo inmediatamente:

  • Olor: Si al abrir el huevo, éste desprende un olor desagradable, no te la juegues. Tíralo porque lo más probable es que esté en mal estado.
  • Color de la yema: no indica si un huevo está malo, pero sí qué ha comido la gallina. Puede ir desde el amarillo pálido al naranja oscuro; por lo general, las gallinas que han comido alimentos naturales y no sólo pienso, dan unos huevos con una yema de un potente color naranja.
  • Clara: si se separa con facilidad de la yema, el huevo está bien, pero si yema y clara apenas se separan, esto indica que no está en buen estado.
  • Yema: si se mueve fácilmente, el huevo es fresco, pero si se queda estática y apenas registra vibración, apunta a que está en mal estado.
  • Consistencia: si la clara del huevo es firme y con aspecto gelatinoso, el huevo es fresco y está bueno, pero si pierde firmeza y está bastante licuada, indica que el huevo no es todo lo fresco que debería o bien que ya no está en buen estado.